El Himno Nacional de la República de Chile, también es conocido como la Canción Nacional de Chile, es la composición musical patriótica que representa oficialmente a dicho país.
Chile tuvo previamente varios himnos antes de llegar a tener el actual.Pasaron varios años para que especialmente su letra representara el sentir nacional sin caer en la hostilidad especialmente de España tras la independencia y luego establecer relaciones diplomáticas.
El actual Himno Nacional fue escrito por el poeta chileno Eusebio Lillo Robles (1847), con estribillo del poeta argentino-chileno Bernardo de Vera y Pintado (1819), vestigio del primer himno; y compuesto por el maestro español Ramón Carnicer i Batlle (1828).
Fue adoptado hace más de 170 años, el 17 de septiembre de 1847.
Métrica de la Composición Su letra, es una «alabanza o exaltación de Chile». Cuenta con 52 versos decasílabos divididos en 6 estrofas en octavas y un estribillo en cuarteto.
Sin embargo, solo los 12 versos que forman la quinta estrofa y el coro son incluidos en la versión oficial, que «pondera la realidad natural de Chile y exalta la vocación libertaria del país».
La Música Originalmente compuesta en fa mayor, cuenta con la tonalidad y la armonía en do mayor, mientras que la agógica alterna entre 126 M/M, para la introducción y el finale y 108 M/M, para la estrofa y el coro.
Constitución Política de 1980 La Constitución Política de la República de Chile de 1980 determina en su artículo 2.º que «son emblemas nacionales la bandera nacional, el escudo de armas de la República y el himno nacional». Asimismo, su artículo 22.º establece que «todo habitante de la República debe respeto a Chile y a sus emblemas nacionales».
Antecedentes Aunque en el periodo de la historia de Chile conocido como Patria Vieja (1810-1814) se crearon los primeros símbolos nacionales chilenos: bandera, cucarda, escudo de armas y lema patrio, todos en 1812 por iniciativa de José Miguel Carrera, no se compuso entonces un himno o una canción nacional que representara oficialmente a Chile.
En cambio, hubo variados «himnos patrióticos» que fueron publicados, tanto en la Aurora de Chile como en El Monitor Araucano, y luego musicalizados.
Así, en la Casa de Moneda el 30 de septiembre de 1812, durante la recepción que Carrera ofreció para celebrar el segundo aniversario de la Primera Junta Nacional de Gobierno, la primera forma autónoma de gobierno surgida en Chile y el episodio que inició la independencia chilena, «alternativamente con los bailes, se cantaban, por el joven La Sala [...], las canciones patrióticas que también corrían impresas».
Himnos Precursores Debido a sus «caracteres poéticos y tono marcial», tanto el «Himno a la victoria de Yerbas Buenas» como el «Himno del Instituto Nacional» pueden considerarse los precursores de la canción nacional chilena.
Primer Himno Nacional El primero, con letra del abogado y poeta argentino-chileno Bernardo de Vera y Pintado, fue cantado por primera vez el 2 de mayo de 1813.
Segundo Himno Nacional El segundo himno con letra de fray Camilo Henríquez González, fue entonado el 10 de agosto del mismo año 1813.
El historiador Eugenio Pereira Salas atribuyó la música de ambos himnos a José Antonio González, maestro de capilla de la Catedral Metropolitana de Santiago.
El primer texto (1819) Tras el fin de la Reconquista o Restauración absolutista (1814-1817), cuando se restablecieron el gobierno español y las instituciones coloniales en el país y la jura oficial de la independencia chilena (12 de febrero de 1818), el director supremo don Bernardo O'Higgins encargó una canción patriótica para Chile a Bernardo de Vera y Pintado el 19 de julio de 1819. El Texto dice así:
Carta al Sr. Vera y Pintado Al Sr. Doctor don Bernardo de Vera: Deseando Su Excelencia que el aniversario del diez i ocho de setiembre del presente año se solemnice con la alegría i decoro correspondiente, me manda encargue a Ud. (como tengo el honor de hacerlo) la formación de una canción patriótica análoga a la fiesta, i que pueda cantarse en aquel día por distintos coros, confiando de su patriotismo i talento el pronto despacho de este encargo para que haya tiempo de estudiarla. Dios guarde a Ud. muchos años.
Ministerio de Estado, 19 de julio de 1819. Joaquín de Echeverría Larraín, ministro del Interior y de Relaciones Exteriores (ortografía original).
El texto de Vera y Pintado originalmente titulado «Marcha Nacional» y compuesto de 84 versos decasílabos divididos en 10 octavas y un cuarteto.
Fue presentado por O'Higgins al Senado y posteriormente aprobado por la cámara alta con el título de «Canción Nacional de Chile» en el acuerdo № 2 del 20 de septiembre de 1819.
Presentación de Himno al Director Supremo Excmo. Señor: Chile ha carecido hasta hoi de una cancion patriótica, pues aunque se han escrito e impreso muchas i mui buenas, hablan por lo jeneral con toda la América revolucionada. La que tengo el honor de incluir, examinada i aprobada por personas intelijentes, creo que puede correr con el título de MARCHA NACIONAL, si siendo del agrado de V. E. tiene a bien declararle ese carácter. Dios guarde a V. E. muchos años. Palacio Directorial de Santiago, Setiembre 20 de 1819. Bernardo O'Higgins Excmo. Senado del Estado. (ortografía original).
Excmo. Señor: Se ha visto con placer la canción que V. E. acompaña, i justamente merece el nombre de "Canción Nacional de Chile", con que el Senado la titula, i puede V. E. mandarla imprimir, repartiendo en todo el Estado ejemplares i al Instituto i escuelas, para que el 28 del presente saluden el dia feliz en que Chile dio el primer majestuoso paso de su libertad. Dios guarde a V.E. Santiago, Setiembre 20 de 1819.
Al Excmo Señor Supremo Director. Francisco Antonio Pérez. José María Villarreal, secretario (ortografía original).
Se mandó a imprimir el himno y se repartieron copias a los pueblos, al Instituto Nacional y a otras escuelas públicas para que fuera cantado el 28 de septiembre en las ceremonias de las Fiestas Patrias.
La primera melodía (1820) Una vez obtenida la letra, «muy belicosa y antiespañola, como era el sentir de la época», fue necesario encontrar los acordes con los cuales entonarlo durante sus primeras ejecuciones, se utilizó la música del himno nacional argentino, compuesta por el español Blas Parera en 1813.
A esta tarea fue destinado Domingo Arteaga Rojas, teniente coronel de Ejército y edecán de O'Higgins.
Arteaga procuró encontrar al compositor de la melodía adecuada para el texto de Vera y Pintado; sin embargo, hubo contratiempos e intentos fallidos no exentos de polémica. Inicialmente, el trabajo fue encargado al músico peruano José Ravanete, quien, al verse sobrepasado por la solicitud y no ser capaz de crear algo original en poco tiempo, adaptó el texto a una melodía en contra de la invasión de Napoleón Bonaparte a España.
Para ello, ajustó algunas frases en las que le sobraban hasta cuatro notas; para mantener la melodía completa, agregó a las últimas sílabas de cada estrofa un repitiendo como solución.
Arrancad el puñal al tirano, sí, sí, sí, sí. quebrantad ese cuello feroz, sí, sí, sí, sí.
Esta versión fracasó rotundamente en su estreno y el arreglo de Ravanete indignó a de Vera y Pintado, quien exclamó airado: «¡Tiene visos de goda, tiene visos de goda!».
Melodía de Manuel Robles Finalmente, Domingo Arteaga encargó la composición al violinista y guitarrista Manuel Robles Gutiérrez, cuya melodía tenía un «inicio solemne en 4/4, 6/8 y allegretto en el estribillo, siempre en tonalidad de la mayor, con intercambio modal en la menor tanto en la estrofa como en el estribillo».
Su presentación oficial ocurrió el 20 de agosto de 1820, cuando se celebraban tres acontecimientos:
El 42º cumpleaños del director supremo Bernardo O'Higgins. La inauguración del Teatro de Arteaga -el primero de Santiago, ubicado en una esquina de la plazuela O'Higgins (hoy se encuentran allí la plaza Montt Varas y el Palacio de los Tribunales de Justicia, en la esquina de las calles Compañía y Bandera) y, El zarpe de la Expedición Libertadora del Perú.
La melodía de Robles, «una marcha muy enérgica, acorde con las gestas de liberación», fue aceptada por O'Higgins y mantuvo su respaldo oficial mientras permaneció en el poder hasta el 28 de enero de 1823.
El músico José Zapiola Cortés señaló que «la música de esta marcha tenía todas las circunstancias de un canto popular: facilidad de ejecución, sencillez sin trivialidad>>.
Se exceptúa el coro que parece que era de rigor que fuera en un movimiento más vivo que la estrofa, i lo más importante de todo, poderse cantar por una voz sola sin auxilio de instrumentos» (ortografía original).
Propuesta fallida de un nuevo himno nacional Hubo una propuesta de un nuevo himno nacional del argentino Juan Crisóstomo Lafinur, quien llegó a Chile a fines de 1822 que fue referida por el mismo Zapiola.
Al oír por primera vez nuestra antigua Canción Nacional, a Lafinur le desagradó, sobre todo por la poesía.
Concibió la idea de hacer otra completa, es decir: poesía y música.
Llevó a cabo este pensamiento, con mui buen éxito, pues, exceptuando la música del coro, algo trivial, la estrofa era mui buena. Se cantó en el teatro i fué mui aplaudida; pero en ese mismo instante cayó en cuenta que quizá había herido la susceptibilidad, no solo de Robles, autor de la música, sino también la del doctor Vera, autor de la poesía. La recojió esa misma noche i no se cantó más (ortografía original).
La segunda melodía (1828) Mariano Egaña, ministro plenipotenciario de Chile en Londres durante el gobierno del director supremo Ramón Freire (1823-1826), procuró encontrar un músico de categoría para que compusiera una melodía de carácter más «lírico» para la «Canción Nacional de Chile», y así reemplazar la musicalización de Robles, de estilo «popular».
Egaña encargó la partitura al maestro y compositor dramático español Ramón Carnicer i Batlle, exiliado por liberal en la capital británica entre julio de 1825 y marzo de 1826.
Carnicer entregó una pieza que no solo consideraba la línea melódica, sino también una introducción y un epílogo, el acompañamiento en piano y un arreglo a tres voces.
La partitura fue dedicada al ministro Egaña, quien fue el encargado de enviarla desde Inglaterra a Chile, acompañada del texto de Vera y Pintado y titulada «Himno patriótico de Chile».
Esta composición de Carnicer no tiene fecha exacta de composición según antecedentes encontrados en la Gazeta Ministerial de Chile de septiembre de 1827, ya entonces había sido cantada por Isidora Zegers y otras damas de la Sociedad Filarmónica de Santiago; así, y teniendo en cuenta los métodos de impresión y los tiempos que demoraban las comunicaciones en aquella época, es probable que su edición haya sido hecha antes.
Su presentación oficial ocurrió en el Teatro de Arteaga el 23 de diciembre de 1828, durante un concierto de la Sociedad Filarmónica de Santiago a beneficio del maestro Santiago Massoni.
En esa ocasión se presentó, como era costumbre antes de cada función, el himno con la melodía de Robles.
La versión musical de Carnicer no fue refrendada por ningún decreto oficial del presidente Francisco Antonio Pinto (1827-1829) y reemplazó casi inmediatamente a la de Robles; sin embargo, contó con la oposición de la gente mayor, que gritaba «¡La canción vieja, la canción vieja!» y de los sectores populares, que cantaban el himno nacional con la melodía de Robles.
El segundo texto (1847) Terminada la lucha independentista y reconocida la independencia chilena, las relaciones diplomáticas entre Chile y España se establecieron a fines de 1844.
Debido a que la «Canción Nacional» se había escrito en 1819, «cuando estaban los ánimos mui exaltados, [según su texto] contenía conceptos, i sobre todo palabras ofensivas para la España».
En 1845 Manuel Puerta de Vera, ciudadano español avecindado en Chile, solicitó al presidente Manuel Bulnes Prieto «mandar variar la letra de la Canción Nacional en todo aquello que ofende a los españoles», iniciativa que fue apoyada por los periódicos
El Orden, El Mercurio, El Progreso y El Mosaico.
En 1847 Salvador de Tavira, el primer encargado de negocios de España en Chile, objetó algunos versos de la Canción Nacional de Vera y Pintado por considerarlos hostiles e injuriosos hacia su país.
Con el objetivo de «apaciguar a los españoles como corolario de las relaciones diplomáticas [...] recientemente restauradas», el presidente Bulnes, a través de su ministro del Interior y de Relaciones Exteriores Manuel Camilo Vial, encargó un nuevo texto al poeta Eusebio Lillo Robles, quien compuso seis estrofas en octavas y dos intentos de coro en cuarteto:
Coro 1:
Libertad, invocando tu nombre, la chilena y altiva nación, jura libre vivir de tiranos y de extraña, humillante opresión.
Coro 2: Viva Chile doquiera se aclama, y el chileno ese grito al oír, en la paz al trabajo nos llama y en la guerra a vencer o morir.
Actual Himno Nacional Sin embargo, ambos fueron desechados por Lillo, quien decidió conservar el estribillo de Vera y Pintado.
El nuevo texto contó con la aprobación de don Andrés Bello, rector de la Universidad de Chile, crítico y juez de la letra.
El Himno nacional chileno, con música de Carnicer, letra de Lillo y coro de Vera y Pintado fue entonado por primera vez el 17 de septiembre de 1847, cuando fue publicado en El Mercurio de Valparaíso y en El Araucano, sin indicación sobre su autor.
Posteriormente, se imprimieron mil ejemplares del nuevo himno a un costo de 14 pesos de la época.
Cambios en el Texto En 1909, a petición del presidente Pedro Montt,Eusebio Lillo modificó su propio texto, cambiando seis palabras de la primera estrofa:
«Ha cesado la lucha sangrienta...»:
«opresor» por «invasor», «de tres siglos lavamos» por «del vasallo borramos» y «libre al fin» por «hoy ya libre».
La modificación del himno chileno no estuvo exenta de críticas. Por algunos años se consideró que el gobierno de Chile había sido «en exceso complaciente al acceder al cambio de la Canción Nacional», mientras que el escritor Vicente Pérez Rosales declaraba «no haber justificado jamás el cambio de la Canción Nacional que entonó de niño».
El enfrentamiento entre los partidarios de ambos himnos: De Vera-Robles y Lillo-Carnicer se prolongó por largo tiempo. De hecho, el organizador de la «Exposición Nacional de Artes e Industrias» en Santiago en 1872, el intendente Benjamín Vicuña Mackenna, pidió para su inauguración el himno nacional con la melodía de Robles.
Texto oficial La edición oficial y completa de la letra del himno nacional de Chile, que incluye las modificaciones hechas por Lillo en 1909,5 es la siguiente:
Himno Nacional de Chile Coro: Dulce Patria, recibe los votoscon que Chile, en tus aras juróque o la tumba serás de los libreso el asilo contra la opresión.
I Estrofa Ha cesado la lucha sangrienta; ya es hermano el que ayer invasor; de tres siglos lavamos la afrenta combatiendo en el campo de honor. El que ayer doblegábase esclavo hoy ya libre y triunfante se ve; libertad es la herencia del bravo, la Victoria se humilla a su pie. II Estrofa Alza, Chile, sin mancha la frente; conquistaste tu nombre en la lid; siempre noble, constante y valiente te encontraron los hijos del Cid. Que tus libres tranquilos coronen a las artes, la industria y la paz, y de triunfos cantares entonen que amedrenten al déspota audaz. III Estrofa Vuestros nombres, valientes soldados, que habéis sido de Chile el sostén, nuestros pechos los llevan grabados; los sabrán nuestros hijos también. Sean ellos el grito de muerte que lancemos marchando a lidiar, y sonando en la boca del fuerte hagan siempre al tirano temblar.
IV Estrofa Si pretende el cañón extranjero nuestros pueblos osado invadir; desnudemos al punto el acero y sepamos vencer o morir. Con su sangre el altivo araucano nos legó por herencia el valor; y no tiembla la espada en la mano defendiendo de Chile el honor.
V Estrofa Puro, Chile, es tu cielo azulado, puras brisas te cruzan también, y tu campo de flores bordado es la copia feliz del Edén. Majestuosa es la blanca montaña que te dio por baluarte el Señor, Y ese mar que tranquilo te baña te promete futuro esplendor.
VI Estrofa Esas galas, ¡oh, Patria!, esas flores que tapizan tu suelo feraz, no las pisen jamás invasores; con tu sombra las cubra la paz. Nuestros pechos serán tu baluarte, con tu nombre sabremos vencer, o tu noble, glorioso estandarte, nos verá combatiendo caer.
Descripción Melodía Musicalmente, el himno nacional de Chile está estructurado por la sucesión de una introducción, una estrofa, un coro y un epílogo.
Además, «tiene un tratamiento armónico interesante, [aunque] se advierte la influencia del belcanto italiano, la moda de la [década de 1820]».
Tonalidad Técnicamente, su música, originalmente compuesta en fa mayor, cuenta con la tonalidad y la armonía en do mayor, mientras que la agógica alterna entre 126 M/M, para la introducción y el finale y 108 M/M, para la estrofa y el coro.
Texto Métricamente, su letra cuenta con 52 versos decasílabos, acentuados en la tercera, la sexta y la novena sílabas, divididos en 6 octavas y un cuarteto.
La versión oficial se compone de los 8 versos de la quinta estrofa (1847), de rima consonante 10A 10B 10A 10B 10C 10D 10C 10D, y los cuatro del coro (vestigio del primer himno de 1819), de rima libre 10E 10F 10G 10H.
Tema Temáticamente, es una «alabanza o exaltación de Chile» mientras su coro es una «invocación de los ideales libertarios»,.
Sus seis estrofas tienen caracteres distintos:
La primera es histórica. La segunda es en parte es histórica y en parte se proyecta al futuro.
La tercera y la cuarta son de inspiración bélica.
La quinta describe físicamente el país y
La sexta en parte completa esa descripción y en parte es de exhortación bélica.
Algunas opiniones De acuerdo con el profesor Clemente Canales Toro, es «el Canto de los Libres y la oración cívica por excelencia».
Para el musicólogo Fernando Carrasco, «como se ha cantado tantas veces, que ha adquirido una categoría de oración, una meditación colectiva nacional».
Según el historiador Rafael Sagredo Baeza, La Canción Nacional adoptada en 1847 pondera la realidad natural de Chile y exalta la vocación libertaria de la nación.
Las características del país, sus glorias y sus grandes destinos se ven reflejados en ella.
A esta noción se suman concepciones ideológicas con versos que exaltan la determinación libertaria del pueblo chileno derivada de su valorada realidad física.
La alusión al «Edén» no es solo una metáfora de las características físicas del territorio nacional, lo es también como proyección de un espacio político en el cual prevalecía la ley y el orden, un verdadero «asilo contra la opresión».
El orden, la paz y la libertad representaron aspiraciones que emanaban de la realidad natural, pero también de las experiencias sufridas después de la Independencia.
Las convulsiones vividas terminaron por exaltar el orden y la estabilidad como elementos esenciales de la República de Chile, incluso sobre la libertad que, para la élite, de todas formas resultaba asegurada por la vigencia del régimen republicano.
Disposiciones legales En el siglo XIX, el texto de Vera y Pintado fue el único aprobado por el Congreso Nacional bajo el título de «Canción Nacional de Chile».
A lo largo del siglo XX, se promulgó una serie de decretos que sistematizó y refundió diversos asuntos sobre la letra y la música del himno chileno para regular su interpretación:
Decreto 3482 del 12 de agosto de 1909 Las últimas modificaciones hechas por Lillo fueron oficialmente publicadas mediante este decreto supremo 3482 del 12 de agosto de 1909 del Ministerio de Instrucción Pública:
Santiago, Agosto 12 de 1909. № 3,482.
Considerando que no hai una edición oficial del Himno Patrio, decreto:
Comisiónase al Director del Conservatorio Nacional de Música para que publique una edición de mil ejemplares (1,000) de la Canción Nacional de Chile, con arreglo a las instrucciones que siguen:
1.- En la letra se ajustará estrictamente al texto manuscrito que se guarda en este Ministerio, firmado por el señor don Eusebio Lillo.
2.- Respecto de la música, seguirá en todo la edición impresa en Londres por don Ramón Carnicer; i, a este efecto, el Director nombrado procederá de acuerdo con el Sub-Director del mismo Conservatorio, el señor profesor don Enrique Soro y don Fabio De-Petris.
3.- La edición será revisada por el Sub-Secretario del Ministerio de Instrucción Pública, i cada uno de los ejemplares impresos deberá llevar su visto bueno.
Tómese razón, comuníquese, publíquese e insértese en el Boletín de las Leyes i Decretos del Gobierno.
Montt, Presidente de la República Domingo Amunátegui, Ministro de Instrucción Pública (ortografía original).
Decreto de don Pedro Aguirre Cerda Hacia fines de la presidencia de Pedro Aguirre Cerda, el decreto supremo 3737 del 27 de junio de 1941 estableció y ratificó las modificaciones realizadas y aprobadas en agosto de 1909.
:1.- Autorízase la impresión de una edición oficial de la Canción Nacional de Chile, en número de 5.000 ejemplares.
2.- El texto de la edición, tanto de la letra como de la música, se ajustará estrictamente al de la edición oficial aprobada por Decreto № 3.482, de 12 de agosto de 1909, del Ministerio de Educación Pública.
3.- Restablécese, en el penúltimo verso de la quinta estrofa, la palabra tranquilo de la primera edición.
4.- El Ministerio de Educación impartirá, por medio de las Direcciones Generales respectivas, las instrucciones técnicas necesarias para resguardar la uniformidad deseada en la letra y la música de la Canción Nacional.
5.- Autorízase al Secretario de la Comisión de Homenaje a don Bernardo O'Higgins, don Ricardo Donoso, para que entienda en todos los detalles de impresión de la nueva edición. (ortografía original).
Decreto sobre la Interpretación: Para la interpretación uniforme de la «Canción Nacional de Chile», la letra de Lillo y la música de Carnicer fueron oficializadas mediante el decreto Nº 6476 del 21 de agosto de 1980 del Ministerio de Educación.
Establece texto oficial de la letra y música de la Canción Nacional de Chile Núm. 6.476.- Santiago, 25 de Julio de 1980.-
Considerando:
Que, existen decretos supremos de los años 1909 y 1941, de los Presidentes Montt y Aguirre Cerda, respectivamente, que dan normas sobre la interpretación del Himno Nacional de Chile;
Que, existen diversos antecedentes históricos que dicen relación con dicho Himno;
Que, es necesario y conveniente establecer normas para uniformar la interpretación de la Canción Nacional de Chile, reglamentar su difusión y establecer las circunstancias en que debe interpretarse;
Visto: Lo dispuesto en los decretos leyes №s. 1 y 128, de 1973; 527, de 1974; en el artículo 72 № 2 de la Constitución Política del Estado y lo propuesto en el Encuentro Nacional convocado por el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas;
Decreto: Artículo 1°.- El texto oficial de la Canción Nacional de Chile se ajustará, en la letra, estrictamente al texto manuscrito que se guarda en este Ministerio, firmado por el señor don Eusebio Lillo, y en la música a la edición impresa en Londres por don Ramón Carnicer, con las modalidades técnicas que se expresan:
1.- Tonalidad: Do mayor.
2.- Agógica: Tempo introducción: 126 M/M. Tempo estrofa y coro: 108 M/M. Tempo finale: 126 M/M.
3.- Melodía: Coro: modificado en los compases 3, 4 y 7, 8 donde la segunda voz pasa a la primera. Compases 16 y 17 pasa a la melodía, la escala del bajo; y anacrusa del compás 21 y compases 21, 22, 23 y 24 donde la línea melódica de "o el asilo contra la opresión" debe interpretarse las tres veces igual.
4.- Armonía: Do mayor. Unísono, dos y tres voces se conserva la armonización del original.
Al armonizarse para coro mixto a cuatro voces, será responsabilidad de la Facultad de Música de la Universidad de Chile.
Artículo 2°.- La orquestación de la Canción Nacional de Chile queda encargada al Maestro Víctor Tevah y la instrumentación para Bandas, al Teniente Coronel Jorge Fernando Castro Castro.
Artículo 3°.- El Ministerio de Educación Pública impartirá las instrucciones necesarias para resguardar el cumplimiento del presente decreto.
Anótese, tómese razón, publíquese e insértese en la Recopilación de Leyes y Reglamentos de la Contraloría General de la República.
Augusto Pinochet Ugarte, General de Ejército, Presidente de la República Alfredo Prieto Ballafuy, Ministro de Educación Pública. «Decreto 6476 de 1980 del Ministerio de Educación Pública» (ortografía original).
Decreto 260 del 30 de Marzo de 1990. Al asumir Patricio Aylwin la presidencia, se oficializó la tradición republicana de cantar la quinta estrofa y el coro por medio del decreto 260 del 30 de marzo de 1990 del Ministerio del Interior.
Establece estrofas del Himno Nacional, en actos o ceremonias
Santiago, 15 de Marzo de 1990.- Hoy se decretó lo que sigue: Núm. 260.-
Considerando: Que existen Decretos Supremos de los años 1909 y 1941 de los Presidentes Montt y Aguirre Cerda, respectivamente, que dan normas sobre la interpretación del Himno Nacional de Chile.
Que existen diversos hechos históricos que dicen relación con dicho Himno.
Que es necesario y conveniente establecer normas para uniformar la interpretación de la Canción Nacional de Chile.
Que el texto manuscrito de la Canción Nacional de Chile, firmado por Don Eusebio Lillo, se guarda en el Ministerio de Educación Pública.
Visto: Lo dispuesto en el artículo 32 N° 8 de la Constitución Política de la República de Chile,
Decreto: Artículo único: Déjese establecido que a partir de esta fecha, en las ceremonias o actos en que se cante el Himno Nacional, éste se ejecutará en la siguiente forma:
Quinta estrofa y coro.
Anótese, tómese razón, publíquese y comuníquese.
Enrique Krauss Rusque, Vicepresidente de la República Belisario Velasco Baraona, Ministro del Interior (S) Ricardo Lagos Escobar, Ministro de Educación Patricio Rojas Saavedra, Ministro de Defensa. «Decreto 260 de 1990 del Ministerio del Interior»
Versiones Versión oficial Durante el periodo 1973-1990, la Junta de Gobierno, después de la quinta estrofa y el coro, se entonaban la tercera -«Vuestros nombres, valientes soldados...» y el coro.
El hecho de cantar o no esta tercera estrofa se convirtió para muchos en una expresión de apoyo o rechazo al gobierno del general Augusto Pinochet.
Apenas la democracia retornó al país, se oficializó la tradición republicana de entonar la «quinta estrofa y coro» mediante el decreto Nº 260 del 30 de marzo de 1990 del Ministerio del Interior.
Otras versiones Pese a que la interpretación oficial es la «quinta estrofa y coro», establecida en el decreto 260 del 30 de marzo de 1990 del Ministerio del Interior, se utilizan versiones abreviadas o parciales en eventos deportivos llevados a cabo por organismos como el COI y la FIFA, pero que muchos chilenos, por efervescencia patriótica, hacen caso omiso y cantan la quinta estrofa y coro completo.
Además de las modalidades técnicas para la ejecución oficial de su música, expresadas en el decreto 6476 del 21 de agosto de 1980 del Ministerio de Educación, se han hecho versiones para distintos arreglos instrumentales: para solistas guitarra y piano, bandas, grupos folclóricos, orquestas de cámara y sinfónicas y vocales para solista, dúo y trío, etc.. Asimismo, existen adaptaciones y traducciones tanto en lenguas autóctonas (aimara, kunza, mapudungun y Rapa Nui) como en alóctonas (alemán, danés, francés e italiano).
Importancia cultural La interpretación del Himno nacional de Chile es un elemento de fuerte arraigo nacional y ha sido utilizado en diversas oportunidades, como celebraciones, manifestaciones y protestas.
Según musicólogos, siquiatras y sociólogos, «produce un sentimiento de unidad nacional, revive la patria interior y evoca una gesta heroica entre quienes lo cantan con emocionado orgullo».
Ejemplos En 1949, cuando el capitán de Ejército Alberto Larraguibel y su caballo Huaso consiguieron la marca mundial de salto alto en Viña del Mar en 1949. En 1962 para el Mundial de Futbol realizado en Chile. En los Juegos Olímpicos de Grecia 2000 en dos oportunidades con el tenista Nicolás Massú y una oportunidad con el tenista Fernando González obtuvieron medalla de oro en esta inmemorable lid deportiva. El Rescate de los 33 mineros de la mina San José en 2010, quienes lo entonaron en su primer contacto con la superficie y en múltiples ocasiones una vez rescatados. Por la Marea roja, la hinchada de la selección de fútbol de Chile en los partidos que la Roja disputó en las Copas Mundiales de Fútbol de Sudáfrica 2010 y sobre todo, en el Estadio Maracaná en Brasil 2014. En conmemoración de los 200 años del inicio del proceso independentista chileno, el himno nacional de Chile fue cantado al unísono en todas las plazas de armas del país al mediodía del 18 de septiembre de 2010.
Leyendas Existe un mito urbano que señala que, en un concurso internacional de himnos nacionales, el chileno habría obtenido el segundo lugar detrás del francés La Marsellesa (1795). Aunque no hay pruebas de tal competencia, la misma leyenda ha sido aplicada también a otros himnos nacionales.
Controversias Pese a que los tres primeros compases del aria «Maffio Orsini, signora, son io», de la ópera Lucrezia Borgia (estrenada el 26 de diciembre de 1833) de Gaetano Donizetti,son exactamente iguales al comienzo de la composición de Carnicer.
Esto NO se considera plagio, puesto para que ello ocurra, se requiere la igualdad en al menos 8 compases.
Asimismo, hay similitudes melódicas entre los himnos nacionales de Chile y de Bolivia (estrenado el 18 de noviembre de 1845) este último fue compuesto por Benedetto Vincenti, quien vivió algunos años en Chile y trabajó en la banda musical del ejército chileno, por lo que conoció la melodía compuesta por Carnicer. Sin embargo, no hay pruebas concluyentes que indiquen plagio. Revista Chilena.com