(N. en Santiago, el 28 de Octubre de 1886). Empezó su labor literaria en «El Quilapán», díario de Traiguén, con trabajos en prosa y verso. Publicó un libro, Musa revuelta, que el autor repartió entre sus amigos íntimos, sin entregarlo al mercado de las librerías.
Ha publicado en el periódico radical «El Coquimbo», de La Serena, numerosísimos artículos de carácter literario o político. Mantuvo en unión con otros poetas,- Julio Munizaga Ossandon, Felipe Aceituno y Alamiro Miranda Aguirre,---la revista literaria «Penumbras», la mejor en su género de las provincias del Norte, en aquella época.
En varios pueblos ha dictado conferencias sobre educación, psicología y literatura. Ha sido el organizador de varias sociedades artísticas y escuelas nocturnas de proletarios.
En los primeros Juegos Florales celebrados en Santiago, el 22 de Diciembre de 1914, obtuvo el tercer premio, por su poema Salomé, escrito en cuartetos correctos y harmoniosos.
Es una tarde pesada en que el sol cayendo a plomo, parece una luz plateada sobre la visión de un cromo. Los altos trigales rubios con las espigas henchidas, sienten pasar los efluvios sobre las aguas dormidas. El rudo patrón abarca la labor desde el atajo y todo el peonaje enarca su dorso sobre el trabajo. El lento sudor que brota de la sien que el sol fustiga, va cayendo gota a gota hasta humedecer la espiga. De vez en cuando el labriego se enjuga la frente mustia con un ademán que es ruego, que es súplica y es angustia. Un hondo suspiro altera su rostro grave y adusto y yergue en la sementera la majestad de su busto.
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Margarita, la muchacha amada por Juan Andrés, su frente morena agacha sobre un manojo de mies. Tiene incendíado el cabello por la luz que arriba brilla y muestra como el destello de un sol en cada mejilla. Sus duras carnes palpitan bajo la falda de sarga mientras sus ojos se agitan por la emoción que la embarga. Y mira al mozo que la ama con su amor de campesino y ve en sus ojos la llama de un pensamiento asesino. De un pensamiento que brota al ver esa forma amada y que es una ardiente nota sobre su vista cansada... ... Ya no lo ve pero siente, la muchacha, la rudeza con que esa mirada ardiente en todo el cuerpo la besa.
El rojo sol ya se apaga tras la montaña vecina y en el alto espacio vaga como una luz purpurina. ...Ya termino la faena y algún labriego cansado, con sus torpes manos, llena de manojos el sembrado, Mientras la vieja inquilina de vuelta de la tarea, lentamente se encamina hacia el hogar de la aldea. Solo una moza se espera en actitud indecisa mirando la sementera donde la luz agoniza. De pronto sus labios rojos se sienten como oprimidos y siente besar sus ojos por unos labios queridos... ...Ni una débil queja inicia su ser que el amor inunda y se entrega a la caricia sobre la tierra fecunda, Ante la selva que emana aquel perfume que excita como una flor soberana sobre la tierra bendita. Y en las dulcísimas calmas confunden su mutuo anhelo y así se vengan sus almas de la injusticia del cielo.
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Una fiebre de ternura besa la huella manchada, que mojara la amargura de toda la inquilinada. Mientras las aves veían del verde prado al extremo, dos bocas que se oprimían con un delirio supremo... ………………………………………