(Nació en Santiago en 1889) Escasa, pero íntima y honrosa, es la labor de este poeta raro y escéptico que modula sus balbuceos deliciosos en medio de la agitación de su vida, cediendo a los incontenibles arrebatos de su naturaleza profundamente artística.
Como las del gran Maeterlinck, sus composiciones líricas nos dan la sensación vaga y fugitiva de los minutos que se alzan en la soledad del vivir interior, cuando el propio espectro levanta sus actitudes taciturnas frente al alma universal. De aquí que sus poemas sean amorfos, breves, sutiles y teñidos del fugaz encanto que filtra de un estado anímico, vulgar y emocionante, acostumbrado a mirar con ojos de filósofo la poesía del símbolo menudo, que flota sobre las rutas inexploradas.
Sus versos atraviesan la tierra en silencio, a pie desnudo, como si temiera despertar la conciencia grosera del materialismo. Son como un ruido lejano que viniera acercándose y no llegara nunca. Y hasta el mismo dolor, el pesimismo que surge de sus poros, no tiene nada de humano, es como una inmensa sensación de infinito, como una atmósfera helada que hace temblar de angustia y males desconocidos.
Su poesía es la de un misántropo, aislado de las mareas urbanas. Es el dolor de un Hamlet.
En la soledad de su retiro y entre su horror al mundo, siente el oscilar de los ruidos exteriores que llegan a morir a su puerta en las veladas interminables, y, vencido por la ley fatal impuesta a los vivientes, estrangula a la humanidad impasible y odiosa, acariciando su propio yo, devorándose a sí mismo.
Esto, para los que sepan sentir la extraña poesía de Enrique Carvajal. Momentos sentimentales, es el título de su libro por publicar.
En mi puerta han golpeado, he creído que era el viento, y no he salido a abrir. ¿Cuántas veces a mi corazón no han llamado? Pero he creído que no era lo que esperaba, y mudo he permanecido! Y todo se ha ido tal como ha venido....
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DOLOR
Y sin embargo no amo a nadie.... Llevo en mi ser unas ansias de amor insaciables, siento, a veces, el deseo colosal de confundir al mundo en un abrazo; y sin embargo, no amo a nadie. ¡Oh, dolor, no amando a nadie, amar a todos!
Fué en el mar, fué en la tierra, dónde fué? La gran voz se oyó como una voz nunca oída. «Poeta, canta. Canta la alegría de vivir! La alegría de sufrir y de gozar, la alegría de matar y de crear! Poeta, canta. Canta la alegría de vivir».
Calló la voz, y la tierra y el mar temblaron de un placer desconocido....
Desde entonces, en mi alma, la estrofa canta, como canta sólo el mar, y el viento entre las hojas!
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UNA FORMA BLANCA.... Una forma blanca pasa a mi lado y mi alma, al oído, quedamente me dice: -Ella es.
Después de un momento (acaso un siglo, acaso un segundo?) Ayo le pregunto: -Alma, qué decías, alma? Y ella, al oído, quedamente, me dice: -Es tarde, ya! -Oh, este corazón, este corazón, que siempre sordo está.
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SOLEDAD
En esta soledad que tanto amo, yo vivo devorándome a mí mismo....
Y aunque el amigo Hamlet, en tiempos legendarios «To be or not to be, that is the question», exclamara, sin embargo yo persisto en este amor de mí mismo, tan estéril, tan estéril!
No poder ser uno, ser uno....Oh esta vida que requiere para no morir, ser indefectiblemente dos!
En esta soledad que tanto amo yo vivo devorándome a mí mismo.
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SIEMPRE TÚ
Alma mía, no descanses nunca en lecho que tus manos no hayan hecho!
Y no calmes tu sed en fuente ajena.... Bebe sólo de tu fuente, ¡que sólo tu agua es buena!
Alma mía, amargo es el pan de tu vecino.... Come sólo de tu pan, que sabe a pan divino!