Nace en Itata, provincia de Maule, el año 1878 y fallece en 1933 a la edad de 55 años).
La cualidad eminente de Contreras es el fervor artístico.
Su labor literaria ha sido una constante prueba de paciencia y esfuerzo por alcanzar el pleno desarrollo de sus dotes intelectuales.
Su cultura artística es grande.
Quizás como de ningún otro escritor chileno puede decirse de él que es un estudioso, un refinado, un europeizante.
Hoy es un parisino hasta en su indumentaria y modales y en su conversación atildada y elegante.
Desde muchacho tuvo gestos de innovador.
A los 18 años de edad compuso su primer libro lírico Esmaltines, que publicó en 1898.
De adrede hizo una cosa para escandalizar a los burgueses y a los escritores del antiguo régimen.
Imitó a Baudelaire, Banville y Gautier; mezcló extravagancias y curiosidades con ingenio; injertó vocablos anacrónicos y neológicos a la vez, y de tales mixtos resultó Esmaltines que se imprimió para mayor novedad, en tinta azul.
Después de «Azul» de Rubén Darío, era la segunda obra pública dada en Chile en estilo netamente francés, con el propósito de despertar a Polimnia de su pesado sueño escolástico.
Sólo que Darío, a la vez que parafraseó, infundió a su obra un vigoroso sello personal; mientras que Contreras fue en Esmaltines mero imitador, por no decir caricaturador.
Mas, por lo mismo que exageraba la nota, puede decirse sin ambages, llegó a ser más revolucionario que Darío.
En esto de cuidar de las exterioridades y de la forma y presentación material de los libros, como si sólo anhelase el mérito extrínseco, Contreras desde muchacho, ha sido un maestro.
Acababa de morir «La Revista Cómica, y Marcia! Cabrera Guerra no había creado aún su «Pluma y Lápiz».
En ese momento literario, (15 de Agosto de 1899) apareció el primer número dominical de "La Revista de Santiago".
Director: Francisco M. A. Contreras Valenzuela; dibujante: Emilio Dupré; colaboradores en verso y prosa: al decir de la misma revista, distinguidos literatos extranjeros y chilenos.
Durante cuatro o cinco Domingos se vio la revista y, como las efémeras, desapareció.
El 1.o de Diciembre de 1902 lanzó en Santiago su poema Raúl, con un Preliminar sobre el Arte Nuevo.
Para muchos, ese proemio vale más que el poema.
He aquí a Contreras europeizante: pregona con la palabra y con el ejemplo la suprema libertad en el Arte«sin límite ni restricciones, que la juventud francesa presidida por Jean Moreas había proclamado oficialmente a fines del siglo XIX, como una necesidad del espíritu moderno.
Aunque el entonces joven Contreras habla en él con cierto tonillo enfático, ese valiente manifiesto literario merece ser recordado.
Es un documento histórico.
Caracteriza una etapa de nuestra evolución lírica: ese período de lucha de escuelas en que era menester lanzar proclamas en pro del Modernismo.
Raul se divide en tres libros: «La Suprema Ilusións, El Diablo Femenino» y «El Llanto de los Violiness, todos ellos en cuartetos dodecasílabos.
De acuerdo con el venezolano Pedro César Dominici diré que en él •vaga el misterio, el amor y la muerte, entre suaves rimas pálidas y ricas cadencias voluptuosas.
De Raúl puede observarse lo mismo que de Esmaltines: su mérito constituye su principal defecto: hay en ambos gran afán de importar e imponer la nueva tendencia liberal y modernista; pero su único objeto es hacer escuela y no poesía espontánea, pura, verdadera.
De lo cual resultan obrillas vistosas, en donde hay menos arte que artificio.
En Mayo de 1905, este paladin de las letras fuese a Europa.
Se fijó en París.
Colaboró en «El Nuevo Mercurios, revista gruesa, mensual, de Gómez Carrillo, que apareció durante todo el año 1906.
Escribió también en «L'Amérique Latines y en las revistas madrileñas La Lectura» y «Nuestro Tiempo».
Por entonces, dio a conocer a Pedro A. González como un gran poeta..
El año 1906, publicó en París Toison, volumen de sonetos y sonetines, en su mayor parte.
Contiene un Preliminar (con un epigrate que es una significativa cita de Remy de Gourmont) sobre la evolución histórica del soneto, tan estudiado, tan completo, que, leído, puede decirse no hay más que decir ni más que aprender sobre el asunto.
En cuanto a factura, este libro Toison con sus subtitulos y clasificaciones, es correcto, geométrico.
Dentro de su forma unitaria, el poeta sabe ser en sus sonetos infinitamente variado: los hay llanos y sencillos; unos que trasminan calor romántico y otros frialdad parnasiana.
Gautier, Musset y Baudelaire han influido en este libro, que significa una obra de mayor aliento que Esmaltiness Raúl y basta para definir y consagrar la personalidad artística de Contreras: lirismo en estilo parisino mezclado con pacienzudos estudios de carácter literario-didáctico.
El poeta vive la vida de París.
Entra a la camaradería de Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Gómez Carrillo, Manuel Ugarte y otros gloriosos hispano-americanos.
Pero no se olvida de Chile, de Santiago.
Publica con el título de Romances de hoy (1907), tres pequeñas novelas rimadas: «Blanca Vargas", «Tulio Aguirre» y «Margarita Artigas”, cuyas acciones se desarrollan en un ambiente netamente chileno.
Los caracteriza un intenso colorido criollo que contrasta con la presentación elegante y francesa del libro, impreso donde Garnier.
Es un esfuerzo para restaurar la poesía narratoria, tan escasa en la lírica de hoy.
<<Conservando las conquistas de la libertad de los géneros y la expresión y el gusto por la forma nueva ! personal, -dice Contreras en su estudio sobre el Arte de Hoy que sirve de Proemio a sus Romances, todos deseamos sencillamente vida o belleza en nuestro medio, tendiendo a la creación de una literatura propia y genuina que encuadre sólidamente nuestros nobles sentimientos de pueblos jóvenes y nuestros viriles anhelos de progreso y mejoramiento social».
En otras palabras, aconseja a los artistas «hacer suyas las ideas de amor a la Naturaleza y a la Vida, y de entusiasmo por la espontaneidad formológica que caracteriza el Arte de Hoy, más sin caer en la vulgaridad del costumbrismo o en la estrechez de la literatura regional».
Contreras predica tales ideas y en sus Romances da el ejemplo.
La Piedad Sentimental (Paris, 1911) sigue el mismo rumbo lírico-narratorio de Romances de hoy.
Ambas obras se completan: esta última es criolla por sus personajes, acción y ambiente; mientras que en la otra se trata de la vida vagueante sud-americana en París.
En 1911,Contreras tomó a su cargo en la prestigiosa revista parisiense «Mercure de France», la sección de redacción fija sobre crítica de libros hispano-americanos.
En ella ha trabajado empeñosamente por señalar a los europeos nuestra «aurora espiritual», haciendo simpática labor de literato a la vez que de propagandista de las repúblicas novo-mundanas.
Después de ocho años de ausencia, de peregrinaje y rudo batallar artístico, en 1913, regresó el poeta a Chile, al seno de los suyos y de sus antiguos camaradas y amigos.
Antes de irse nuevamente a Francia, publicó aquí Luna de la patria y otros poemas, con una «Semblanzán, de Armando Donoso.
Esos otros poemas son: • «Santiago», soneto dedicado a la muy ilustre ciudad; • «Fatum Vaetis», poema alusivo de asuntos familiares íntimos, de fondo bilioso, que vale únicamente por su forma, por su entonación armoniosa y enérgica; y un cuento • «Vuelta del Solar», escrito en buena prosa, con que termina el folleto. • «Luna de la Patria», en cuartetos octosílabos, -es un hermoso poemín.-
Hay en él armonía y dulzura, riquezas cle ritmo y de rima, distinción en el decir.
Flota en él suavidad de luna, sinceridad, calor y luz de poesia legítima, dulce y serena.
La lectura de este poemín, netamente lírico, único en Contreras, me sorprendió' me entusiasmo: olvidé el artificio de otros versos suyos, innovados, correctos, obedientes a la Retórica, pero que muchas veces dejan frío al lector.
No es oportuno analizar aquí sus libros de impresiones artísticas.
De esta clase es su obra Los modernos (París, 1909), que contiene críticas sobre algunos artistas en boga.
En ella figuran los poetas: Pablo Verlaine y José María Heredia; novelistas: Joris Karl Huysmans, Juan Lorrain, Mauricio Barrés; el dramaturgo Enrique Ibsen; el pintor Eugenio Carriere y el escultor Augusto Rodin.
También es autor de Almas y panoramas (Barcelona, 1910), que contiene en verso y prosa impresiones sobre Italia; de Tierra de reliquias (Valencia, 1912), sobre cosas de España; y de Los países grises, sobre Flandes, Neerlanda y Albion.
Durante su última breve permanencia entre nosotros, prosiguió la preparación de su libro La evolución histórica de las letras chilenas (crítica).
Asimismo dió a la prensa algunos artículos sobre Rubén Darío y líricos novísimos franceses, artículos de didáctica poética que hacen pendant con los que ha publicado en Francia y España sobre literatura hispano-americana.
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EL PUÑAL ANTIGUO
Sobre el tapiz oriental de mi alcoba obscura y fría tengo tu fotografía clavada con un puñal.
Bajo el bruñido metal que guiara mi mano impía, me mira tú faz sombría con una angustia mortal.
Y cuando el día se pierde y el aciago ajenjo verde exaltá mi hondo dolor, con qué perverso arrebato, hundo sobre tu retrato aquel puñal vengador!
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AMBERES
Al son armonioso de sus cien esquilones, que le ciñen como una inmaterial guirnalda, «Amberes» sonriente, contempla en el Escalda su corona historiada de antiguos aguilones.
Los años no han podido abatir sus pendones. Como en su éra de gloria, como en su Siglo Gualda vibra en su Plaza Verde, esa vieja esmeralda, llena de caballeros, de damas, de bufones.
Su magna catedral, melodiosa, alígera, que se lanza a los cielos tras su torre flamígera, parece arrebatarla en un delirio inmenso,
Y de su puerto férvido, sobre su río manso, las cien naves que entran y salen sin descanso, le envían su fecundo humo, como un incienso....
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LUNA DE LA PATRIA....
Luna de la Patria, luna única, lánguida, grata, cuya luz bendita es una polvareda azul de plata.
Luna en cuya faz de armiño veía mi madre angélica a la Virgen con el Niño, sobre la burra evangélica.
Luna, que cual sol magnífico, más puro tu rayo espandes que la espuma del Pacífico, que la nieve de los Andes.
Por fin vuelvo a contemplar tu fosfórico zafir, por fin te vuelvo a llorar, por fin te vuelvo a reír.
Muchos años, muchos años vagué por extraños climas, bajo horizontes extraños, escalando extrañas cimas.
Soy el mismo sin embargo, todo ilusión y erotismo; soy el mismo niño amargo, soy el mismo, soy el mismo.
El mismo que diera todo el oro por una rosa, el mismo niño beodo tras una azul mariposa.
El polvo de cien países, de cien soles el destello no han dejado tonos grises en mi alma ni en mi cabello.
Luna de la Patria, Luna única, lánguida, grata, cuya luz bendita es una polvareda azul de plata.
Un día te dije adiós, abracé a mi madre y hacia otros mundos, en pos de loco sueño, partí.
No volví a ver tus fecundos rayos de argénteo tisú: la luna de aquellos mundos no eres tú, nó, no eres tú!
Surqué mares, crucé tierras, fui del Oriente a Thulé; escalé gigantes sierras, vibré, padecí, luché....
Y hubo generosas palmas, que aplaudieron mi locura, y hubo almas, nobles almas, que endulzaron mi amargura.
Y hubo corazones tiernos, bajo el lino y bajo el raso, que a mis ardores eternos dieron todo: aroma y vaso.
Oh, la dulce niña pía, (vivió en amorosa crisis) que el Azar me ofreció un día y otro me quitó la Tisis!
Oh, la tierna niña amante de cabello y de alma de oro, que arrulló mi sueño errante con su risa y con su lloro!....
Luna de la Patria, Luna única, lánguida, grata, cuya las bendita es una polvareda azul de plata.
La nostalgia abrazadora vino mi sueño a turbar, y un buen día volví prora mi patria y mi solar.
Quería ver la serrana campiña que fue mi cuna, besar a mi madre anciana y contemplarte a ti, oh Luna!
La ausencia, la lejanía me encendían de amor patrio: mi sér todo entero ardía como incensario en el atrio.
Daré a la patria, pensaba, el fruto de mi afán loco, y sólo me acongojaba darla tan poco, tan poco!
Ay, mis anhelos ufanos en llegando se abatieron! Me negaron los hermanos; los mastines me mordieron!
Tan sólo tú, más humana que los hombres, Luna triste, con piedad de única hermana en tus brazos me acogiste.
Y a tu halagüeño cariño, volvió a mi alma la ternura; sentí mi candor de niño y sollocé de dulzura!....
Luna de la Patria, Luna única, lánguida, grata, cuya luz bendita es una polvareda azul de plata.
No me amarga el mal contrario, en mi no medra el rencor; mi pecho es un incensario, que arde y perfuma de amor.
La hostilidad, el sarcasmo con su exaltación de abismo, podrán secar mi entusiasmo pero jamás mi civismo.
Amo a la patria que adversa, me desconoce o me olvida: para ella será mi fuerza, por ella daré la vida.
Amo la tierra hosca y rancia de breñales y de espinos: en ella mi clara infancia soñó sus sueños divinos.
Amo la montaña eterna, que hacia los cielos se exalta: a su sombra mi alma tierna aprendió a ser firme y alta.
Amo el cielo de fulgencia no vista sobre las cimas: en su azul mi adolescencia tiñó mis primeras rimas.
Y te amo a ti, Luna angélica, a quien la flor da su incienso; a ti Magdalena célica, que ungiste mi duelo inmenso!
Luna de la Patria, Luna úrica, lánguida, grata, cuva luz bendita es una polvareda azul de plata.
Al eco de las graves plegarias ancestrales que alzan las torres, bajo las cuales te arrebujas, desde hace cuatrocientos años, duermes ¡oh, Brujas! absorta en el ensueño de tus días triunfales.
Duermes en un silencio de noches invernales pobladas de fantasmas, de nemures, de brujas, bajo una negra sábana de agua sin burbujas, en el ataúd pétreo de tus viejos canales.
Tu Canal Verde, verde de sauces y reflejos de ventanillos en aguilones bermejos, que raya la llovizna con su perenne llanto.
Tu Canal del Rosario, ensenadas caóticas, florido por las gablas de sus mansiones góticas.... tus canales de enigma, tus canales de encanto!