(N. en Santiago, en 1870) Hacia el año 1890 publicó sus primeros versos y artí, culos de índole literaria. Con el escritor Emilio Rodríguez Mendoza, fundó en Santiago la revista «El Año Literarios. Es autor de Cantos sencillos y poemas con los subtítulos de «Rebeca», «La Gitana» y «Zoroastror (1903).
Paralelo a las fulguraciones tropicales de los sonoros, versos de Federico Zúñiga, a las románticas cantilepas de Ricardo Fernández Montalva y a los estruendosos arpegeos del lirismo de Pedro A. González, Valledor señaló en nuestra literatura un reguero de poesía serena, bruñida, correcta. Ha sabido asimilar ambientes lejanos, logrando dar a algunos de sus trabajos poéticos cierto esmalte de exotismo, en forma discreta y de buen gusto.
A propósito de estas rememoraciones arcaicas, principalmente románicas y helénicas, -permítasenos una ligera disgresión. Medíante el estudio y asimilación de los simbolos de la Biblia o de la Mitología, se puede trasplantar a nuestra época, enorme y poo sitivista, una sensación de las dormidas y refinadas bellezas que ellos entrañan, pero al fin y al sabo, bellezas ya creadas y estilizadas en la Leyenda y la Historia o en el poema y el bajo relieve. Poco margen para la originalidad y la iniciación deja, pues, el estilo decorativo que busca nombres y símbolos en los museos del Arte. Así resultan hoy poetas con personalidad poco definida. De ahí es que, para adquirir relieve personal y propio sea necesario poseer la visión hondamente evocadora de un Andrés Chénier, cuya fantasía serena le rodeó sin esfuerzo de un hermoso ambiente helénico; o el verbo potente y olímpico de un Leconte de Lisle que pudo medíante la traducción y la imitación, trasladar el espíritu de Homero a las márgenes del Sena.
Sin embargo, las incursiones de la fantasía a los templos del Arte Antiguo suelen desentrañar y remozar simbólicas creaciones que continúan admirándose como un recuerdo arcaico, pero vital. Y esto, Daturalmente, hace bien; así se producen sensaciones artísticas paralelas o yuxtapuestas a las sensaciones que fuyen de la complicada vida moderna, en un aristocrático maridaje, amplio y armonioso.
-Oh, dignos magistrados. Oíd. Voz injuriosa contra Jove conspira. No es de una virgen pura, ni de una honrada esposa, ni una santa hetaíra. Es voz de cortesana, de una mujer que infama; que vierte en sus placeres la mirra y el aloe para el mancebo que ama. Y es indigna de Ceres! Vosotros, del areópago, severos magistrados designadle su suerte. Sus crímenes son públicos, y los ritos sagrados la condenan a muerte».
Tímida, más tranquila se muestra la culpada, Friné la cortesana, ante quien toda Grecia se prosterno, admirada de la belleza humana. Hipérides famoso defiende su inocencia. EI, sabio entre los sabios, ama a Friné en secreto... Y brota la elocuencia de sus divinos labios. Habla de las calumnias, que dejan siempre huella, de la envidía que grita, y que a Friné persigue porque es amada y bella... Y el tribunal medita. Entonce en un instante, digno del arte Heleno, el peplo de la hermosa alza, y la muestra a todos con su desnudo seno como una joven Diosa... Y cual si apareciera la Venus de Citeres en su inmortal grandeza, los jueces se doblegan... Y triunfan los placeres y triunfa la Belleza! ………………………………………
Yo tengo en mi alma extraña poesía con no sé qué de llanto y de plegaria; mi culto es una virgen solitaria que se suele llamar Melancolía. Hijo del siglo y de su duda impía yo busco la belleza como un paria busca una patria... y en la lucha díaria hallo la vida sin objeto y fría.
Ah! este misterio incomprensible y hondo! este amor infinito a la belleza que en el silencio de mi alma escondo... Solo deja un consuelo en su aspereza: el de haberme mostrado hasta su fondo el divino placer de la tristeza. ………………………………………
POE
En su palacio de marfil indíano (es en los viejos tiempos de Judea) tristes canciones en el harpa hebrea toca un poeta-rey, un rey anciano. El pueblo va a adorar al Soberano que nuevos ritmos decadentes crea, y cuando vibra el harpa, a cada idea se oye un canto celeste y sobrehumano. David murió, y en la Sión impía ya la voz de los salmos se ha extinguido... más de esa extraña y muerta poesía nació el alma de Poe... Y se han dormido del Missisipi en la ribera fría los dolorosos cantos del Ungido. ………………………………………