Publicó hace algunos años, en «Zig-Zag», una serie de bellas poesías sentimentales, humanas y breves, que eran balbuceos prometedores (le canciones de buena pasta y lirismos de una alma destinada a mayores alturas.
Desgraciadamente el poeta fue prematuramente ultimado por el periodista y hombre práctico.
Pero, hace poco, hemos sabido que se está dedicando de lleno al drama, y, al efecto, tiene para representar (los piezas teatrales, que, estamos seguros, obtendrán éxito si van saturadas de ese mismo espíritu dramático y extraño que movía el magnífico resorte de sus primeros versos.
He llegado a mi pieza solitaria, desmantelada y fea, sarcófago que guarda los secretos de mis horas de amor y de tristeza. Aquí hay un lecho y unos cuantos libros, un cuaderno de versos, un poema que lo escribió mi pluma y que yo leo en las horas de pena. Aquí de una mujer está la historia escrita en unas cartas donde, acerba, apura el alma la poción maldita de un amor que apagó la indiferencia. Allí, sobre el estante, unos diplomas viejos amarillean: laureles cosechados en la infancia en el ámbito frío de una escuela... Esta es mi pieza, mi sin par refugio, más que refugio es una madriguera donde hay un loco triste y solitario que modula cadencias. Ese loco soy yo, que, cuando gime en el campo la trágica tormenta, cojo la pluma y río a carcajadas burlando la feroz naturaleza. Entonces es cuando amo más que nunca esta pieza. Afuera hay rachas, viento y granizada; aquí una luz que tiembla, alumbrando el espacio donde un hombre con las venturas inmortales sueña. ………………………………………
La pobre modista se ha tornado tísica, que tantas puntadas matan, aniquilan... Esta noche es tarde, esta noche es fría, sólo se oye lejos al guardián que silba, mientras ella cose blancas sederías. Uno que trasnocha pasa y la divisa, «se gana la vida».
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No tiene corazón, pero es hermosa, sabe tocar el piano; yo me adormezco oyéndola, tendido sobre el jergón de tintes apagados. Qué bien toca su música, cautiva, y hace caer los párpados; ¡y pensar que tan honda poesía brota bajo sus manos!
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La gigantesca ola, que provocó tormentas y borrascas, siendo loco terror de marineros, murió mansa en la playa y arrancó una sonrisa de placer a la boca de mi amada. Y yo, como la ola, gladíador gigantesco, de rodillas he caído a las plantas de la mujer querida mirándole a la boca, fijamente... ¡cielos que no sonría!
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El poeta murió. murió desengañado: mujeres más heladas que la muerte envenenaron ávidas su tránsito... ¡Qué consecuente el mundo que dejó abandonado hay una estatua de mujer...de mármol!
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No sabía qué hacer y por las calles vagaba pensativo. Mi nombre obscuro no podía darle valor a mis escritos. Tuve hambre... Un mendigo mutilado implorando piedad, con voz llorosa, recibía monedas.-Feliz, dije; puede pedir limosna! ………………………………………
ECOS DE LA SIERRA
Era Juan el pallador más famoso de la villa en la enramada y la trilla tenía el puesto de honor. ¡Es tan bueno ser cantor! apenar a medio mundo con el quejido profundo de una pena que desgarra, modulando en la guitarra toque suave, gemebundo... -Toca, Juan, tócame aquello... eso triste... Y canta Juan la historia d'el, de un gañán de enamarañado cabello, que amo a un ángel puro y bello, un ángel que ya no existe... Qué canto es aquel ¡tan triste! Qué canto es aquel ¡tan vago, que da pena!...-Pasa un trago... ¡Pa qué ese canto pediste! Termino ya la canción, el corro se despereza sacudiendo la tristeza que se apega al corazón... Ha llegado la ocasión de premiar a ese que canta con un nudo en la garganta... Se recolecta dinero y Juan, como un pordiosero, recibe el pago en la manta. Soporta el pobre la prueba de su destino cruel ¡le pagan toda la hiel que dentro del alma lleva! ¡Qué triste es cuando se eleva el genio del soñador buscando el triste sabor de un recuerdo que es su daga, tener que aceptar la paga que le dan a su dolor! ………………………………………