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Juan Ballesteros Larraín





Es un poeta de escasa facundía, pero de mérito.
Este consiste, sobre todo, en la índole profundamente subjetiva y mística de sus versos empapados de no sé qué angustia becqueriana que los hace inconfundibles. Su escuela poética es ambigua: clásica por la forma y con pujos modernistas, por el fondo.

Su jornada lírica empezó por los años 1900 a 1906, en la famosa «Lira Chilena» de Fernández Montalva. Obtuvo el primer premio en un concurso literario abierto en aquellos tiempos por «El Heraldo» de Valparaiso, al que concurrieron centenares de poetas, y cuyo segundo premio correspondio a V. D. Silva.

En 1908 publicó su primer libro Versos íntimos, edición privada de cien ejemplares, en el que se adivina la impresión de los dedos pálidos del legendario autor de «Rimas».

Ha colaborado en muchos diarios y revistas del país, con artículos diversos sobre filosofía, cuestiones sociales, asuntos psíquicos y otros de la misma importancia.

En los Juegos Florales celebrados en 1911, en Valparaíso, alcanzó una recomendación por su hermosa poesía titulada «Auto Trasunto), que, a decir de su autor, el juicio crítico que elevó el jurado fue un contrasentido y una arbitrariedad, pues en él se expresa que «en hermosos versos el poeta desarrolló una idea muy parecida a la de la poesía premiada, pero en su fondo prosaica y poco atrayente». (Véanse Los Juegos Florales de Valparaíso, 1911, 2.o tomo).

Según Ballesteros, su composición «pareció sacrílega y atea al jurado» que fue presidido por el alma ciegamente católica y periodistica de Egidio Poblete.

«Hace largo tiempo-nos expresa el poeta-no escribo, porque no me es posible conciliar el prosaico y abrumador trabajo de una oficina comercial con las elucubraciones poéticas o literarias que requieren la más severa paz y despreocupación de cuestiones mercantiles o familiares.
Pero, así como la vertiente que encuentra un atajo, forma con sus aguas un lago tranquilo, sin un rumor, pero profundo, así la vertiente de mis impresiones y pensamientos contenidos, ha formado un lago que tal vez un día no lejano podrá vaciarse en otro libro».
Esperamos que el poeta cumpla su promesa, para pronosticar definitivamente si llegará a ser o no de los consagrados.



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SONETO




                                            He amado y me han amado y ¡oh ironía!
                                            ni me amó la que amé ni yo he pagado
                                            con amor otro amor... Y todavía
                                            no sé lo que es amar y ser amado!
                                            Me estoy poniendo viejo y no he logrado
                                            que sea realidad el ansia mía;
                                            hoy el último amor me ha subyugado...
                                          ¿será un nuevo imposible, una utopía?
                                            Ojos azules de mirada pura,
                                            ojos azules con chispear de ensueños,
                                            ojos que habéis causado mi locura...
                                            ved cuánto os amo, ved que sois los dueños
                                            de mi albedrío... Siempre con ternura
                                            miradme ojos azules, zahareños...
   
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