(En San Fernando, el 13 de Mayo de 1893). Más que un pseudónimo-Pedro Sienna es un nombre adoptivo que ha sustituido el nombre de pila de uno de nuestros más originales artistas. Temperamento multiforme, se inició como pintor y caricaturista. En sus primeros trabajos poéticos se nota el afán de hacer reminiscentes preciosuras y japonerías, en que hay más. que verdad, externa y superficial habilidad. Después... Después la vida le ha enseñado a ser hondamente humano y sincero. Hoy el ritmo de su poesía entraña el caldeado ritmo de su sangre, el estremecimiento doloroso de sus íntimas fibras. En los juegos Florales de Santiago celebrados en 1914, este poeta llegó a la plena luz.
En una velada memorable leyo. sus «Rogativas a mi corazón) (premiada con una medalla de plata en aquellos Juegos) y entusiasmó al público que se sintió movido por una ráfaga de afectiva e intensa emoción. Ahí se le premió con un grandioso aplauso, que fue toda una consagración. En pos de este triunfo, de este pequeño gran triunfo, lo estremeció el vacío de la muerte: golpeado por desengaños de amor, pleno de juventud, su hermano Marcial, --intenso poeta que brilló como un relámpago de asombro,-se hundio por su propia mano en la eterna tiniebla. Por ese trágico episodio, Sienna. se concentró, se aisló, al extremo de producir la impresión de que ambos poetas se habían ido...
Una noche, el actor dramático Bernardo Jambrina insinuó a Sienna la idea de dedicarse al teatro y lo invitó a enrolarse en su troupe. En el acto Sienna improvisó su baúl de viaje y horas más tarde marchaba rumbo a la República Argentina, asimilado a una cosmopolita caravana de bulliciosos cómicos. Todo esto hacía recordar la figura romancesca de Alberto Glatigny, quien por conocer el ambular de la farándula se enroló en una compañía que vagabundeaba de una provincia a otra y fue en ella «apuntador, comediante, autor dramático, improvisador y poeta».
Mucho de esto hacía Sienna, nuestro querido Glatigny... Y ¡qué facilidad para derrocharse la de este diablo de Sienna! Así figuraba en el cartel, como escribía «teatralerías», o una serie de sonetos.
O un drama. La misma compañía de Jambrina le estreno. uno, «La Tragedía del Amor».
Recitación deschilenizada, argot de bastidores, pose sobre las tablas y ante espectadores heteróclitos, maquillajes y caracterizaciones para ilusionar transformismos rápidos y efectistas, todo lo aprendió, como un repentista, para desenvolverse en ese mundo en miniatura, que es el teatro.
En esta época disolvióse la compañía teatral en que el poeta trabajaba, por lo que hubo de ingresar a la redacción del diario rosarino «Nueva España), en el cual colaboró con versos y crónicas de arte.
Singularmente grata fue para Sienna esta nueva faz de su peregrinaje por la República Argentina: en Rosario encontró buenos camaradas, poetas y escritores, con los cuales fraternizó durante algunos meses, hasta que pudo enrolarse de nuevo en alguna compañía teatral.
Así vivio Sienna una vida errante, bohemia y nocherniega, en la que conoció los complicados secretos. de la farsa y las anormales psicologías de los cómicos, como también las veleidades del público, ese monstruo de cien cabezas que no tiene sino dos gestos: el silbido o el aplauso.
Así pasó este poeta del preciosismo a lo que puede llamarse verdad de lo teatral, naturalismo de lo ficticio.
Se ha embadurnado el rostro para representar un rol indiferente, un burgués o un príncipe; pero también la debido sin duda fingir una risa en el instante mismo en que veía cruzar la sombra trágica de su hermano, o sentía la angustia de encontrarse solo, lejos de su patria y de los suyos. Farsa es el teatro; pero en él, más que en la vida, van quedando derroches de talento, jirones de salud, desgarramientos de alma... Producto de este vivir errante es la última labor poética de Sienna; producto estético genuino, vivo, con olor a patchulí y a haschich, trasluces de velos femeninos y actitudes arlequinescas.
Esa labor, que es la más original de este artista, formará un volumen poético, Vida de Cómicos, y otro en prosa, Crónicas la Farándula. Mantiene también inéditas sus colecciones de poesías Muecas en la sombra. En la quietud poblana y Calcomanías, que contienen la obra del poeta anterior al año 1915. Por hoy, trabaja febrilmente en sus libros. Dentro de poco, no sería extraño saber que va en peregrinaje por lejanos países, sirviéndose del teatro para mejor conocer el mundo.
Nadie te supo comprender; nadie sufrió con tu dolor: una mujer... y otra mujer... ¡siempre el engaño del amor!
Sacude tu agria laxitud, ahoga todo tu penar; que la carcoma del laúd nadie la puede adivinar. ¡Qué siempre sea mi cantar una canción de juventud!
Fea es la luna... ¿no es verdad? Es enfermizo su claror... Ella dejó sin heredad tanto poeta soñador.
Sueña un fantástico jardín de extravagante floración y ríe... ríe, corazón, con un trinar de mandolín.
Como un guerrero medioeval ve a rescatar Jerusalén, besa la cruz de tu puñal, y sigue en pos del Ideal en tu soberbio palafrén.
Haz todo rojo tu pendón, enamorado paladín, y como irónico festón, deja colgando del arzón los cascabeles de Arlequín.
Enciende toda tu emoción en las quimeras que vendrán, y que un aroma de perdón lleven en lenta procesión las golondrinas que se van.
... Y cuando veas ondular una silueta de pasión, medita en el dolor de amar, iyo te lo ruego! ¡¡corazón!! ………………………………………
ESTA VIEJA HERIDA
Esta vieja herida que me duele tanto me fatiga el alma de un largo ensoñar; florece en el vicio, solloza en mi canto, grita en las ciudades, aulla en el mar…
Siempre va conmigo, poniendo un quebranto de noble desdicha sobre mi vagar. ¡Cuánto más antigua tiene más encanto! … ¡Dios quiera que nunca deje de sangrar!
Y como presiento que puede algún día secarse esta fuente de melancolía, y que a mi pasado recuerde sin llanto,
por no ser lo mismo que toda la gente yo voy defendiendo románticamente, esta vieja herida que me duele tanto!... ………………………………………
MANOS ARTISTAS
¡Oh, las manos sabias, que desenmarañan la sutil madeja de los sentimientos, y prenden las áureas hilachas, que engañan, al cáñamo fuerte de los sufrimientos!
Las manos arañan..., las manos arañan... -¡los hilos se tuercen a todos los vientos! pero al fin de cada hebra desentrañan suspiros... abrazos... adioses... lamentos!...
Las pálidas manos que el dolor aguza tejen un bordado como ciencia abstrusa que nunca un profano podrá comprender.
¿Qué importa?... ¡Ya brotan en tonos soberbios florones de sangre con tallos de nervios sobre el fondo triste de un atardecer!...
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SOMBRA DE IDILIO
Mujer que suavizaste mi juventud dolida con la ternura blanca de tus frágiles manos; mujer que envenenaste de amor toda mi vida... Mujer hecha de luna... de perfumes lejanos!...
Nos separó la suerte, la eterna pervertida, que disloca los brazos de los seres hermanos; desde entonces te busco, con el alma vencida, en la música triste que sollozan los pianos!...
Hoy, olvidando todo mi romántico orgullo, voy siguiendo la sombra de tu amor homicida desencantado y solo, como un fantasma tuyo.
...¡Tengo sed de tus labios, de tus senos, tus manos, ¡oh, sombra idolatrada, dolorosa y perdida, me mata la nostalgia de perfumes lejanos!...
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EN LA QUIETUD POBLANA
Mañanita de invierno... Dejo el alma borronear la página... Las letras bordan en fondo blanco las sutiles cavilaciones de esa historia muerta, trágica, ilusa, redentora y triste que rimo con la tinta de mis penas.
La calma hace soñar... En los borrosos vidrios que encuadra la ventana abierta se copia adormilada la tortuosa perspectiva invernal de la calleja encharcada de lluvias... Pasa una beata que va de misa, por la acera de pedruscos pastosos... Allá abajo se perfila incolora una silueta que al fin se desvanece, destiñéndose entre las motas grises de la niebla…
Canta un gallo distante clarinadas que despiertan un eco de leyenda en el mar silencioso de los duelos que me hicieron ser solo en mi tristeza. ¡Es un ronco llamado al optimismo que tapa un cascarón de indiferencia!
Un pitazo de tren, como un gemido punza el ambiente azul y abre una brecha de añoranzas dormidas en lo hondo de mi desolación... Casita vieja que se quedó allá atrás, en el recodo que hizo mi vida ilusionada y ciega, donde llora mi madre las ternuras del hijo que se fue... Tal vez aprieta sobre su seno mi recuerdo... Lejos, dolidamente lejos, parpadean los ojos enigmáticos de aquella que me ha olvidado acaso…
Cotidiano
pregón de mercancía... Majadera persistencia de un perro... Con estruendo de hierros y de tablas mal clavadas traqueteando pasa una carreta.
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SONETOS DE LA FARÁNDULA
Así se pasa la vida Levantarse a la una de la tarde. Vestirse con toda la pachorra de un millonario inglés. Colocar una perla en la corbata. Irse al ensayo que empieza-por ahora-a las 3.
Ensayar, chismorrear y fumar. Aburrirse muy soberanamente hasta el final. Después dar una vuelta en coche por el Parque. Sentirse un poquito bohemio y otro poco burgués.
El «vermouth»: con amigos, piano, flauta y violines. Hablar mal de la Empresa, del Teatro y de los «cines». Cenar luego a la carta. Y a las nueve: ¡función!
Trasnochar hasta el alba. Creer en la promesa de una boca pintada que muerde cuando besa... … Y entretanto: ¿Qué ha sido de ti, mi corazón?
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El «Maquillage»
...]o que se ve en el espejo de mi camerino.
La pared, salpicada de retratos, manchas de colorete y vaselina, ropas ahorcadas, sables, garabatos de la firma de alguna bailarina.
Al rincón, una vieja cartulina estiliza la broma de unos gatos y a ras de suelo luce su extrafina labor la batería de zapatos.
... y en el borroso fondo del espejo, de una bombilla eléctrica al reflejo hay un muchacho pálido que estuca.
el sereno dolor de su semblante, y corona la máscara hilarante con la irrisión total de la peluca!...
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El público de «matinée»
Es sano. Se compone de maridos modelos que van con sus esposas y prole, en caravana; reclutas con permiso, nodrizas con gemelos... ¡Gente que filosofa a la pata la llana!
La Empresa, sabedora de tan doctos desvelos preséntales comedías de gracia chabacana, que nosotros hacemos barajando «camelos» con las «morcillas» hueras de toda la semana.
Ellos aplauden, ríen; les encanta la intriga del comisario loco y el lorito enseñado y su risa es simpática, gordinflona y sincera.
...¡Pero yo los detesto!: Su asistencia me obliga a andar entre telones y «caracterizado» sin ver la tarde rosa que se amustia allá, afuera…
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El cuarto N.o 13
De la estación, con hambre, con esa pesadumbre que deja un viaje largo, con noche y sin amigo llego al «Hotel Iberia» a buscar la techumbre que me ampare del viento y a estar solo conmigo.
Mis pupilas se quedan escrutando la sombra... ...Aquí nadie me espera... Ni preguntas ni besos, ... Enciendo luz y miro... Ninguna voz me nombra. … ¡El frío de este cuarto me hiela hasta los huesos!
Los muebles, (estos muebles que no arañé en mi infancia!) se inmovilizan, hoscos, en contornos hostiles, como si maldijeran mi rebelde vagancia.
Y en el muro vacío de este hogar alquilado, con egoísmo irónico, dibuja sus perfiles un letrero que dice: «Se paga adelantado».
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Así es…
Al tric-trac de la máquina de coser, las modistas ingenuas bordadoras de ensueños y costuras, piensan en la suprema visión de ser artistas y lucir en las tablas pomposas vestiduras.
Al amor de la lámpara, hojeando las revistas que de una tiple cómica cuentan las aventuras, las burguesitas sueñan con teatrales conquistas y en sonar el pandero de las siete locuras.
¡Tantálica vislumbre de luz de candilejas!... Cuántas muchachas viven en perenne tortura, porque nunca han logrado tu claro luminar!...
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LA FARÁNDULA SE VÁ
La estación. Madrugada gris violeta. Hormiguear de gente en el andén. Uno que grita: «¡Coge la maleta!» Pitazos. Choques. Ha llegado un tren.
El galán y la dama, la coqueta damita joven-moza de chipén- y el empresario, rey de la peseta, todos, charlan y ríen. ¿Yo?... también.
Tres campanadas vibran. Ya es la hora. Abrazos. Despedidas. De repente suelta un pitazo la locomotora.
Partimos. ¿Cómo van los corazones? ¡Qué sé yo!... Lleva el tren, pomposamente, un loco cargamento de ilusiones!...
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MUSICA OLVIDADA
Aire lastimero... piano callejero... música de circo... canción de arrabal.. ...va por mi memoria dejando un sendero, vago, triste, amargo, trémulo y fatal…
Eco dolorido... música penosa... cadena invisible de un antiguo amor... romanza romántica, de tarde lluviosa... aroma perdido que fue de una flor…
Yo no sé ni en dónde ni cuándo te he oído, yo no sé en qué pueblo ni sé en qué calleja se prendió en mi alma tu vago sonido.
...Música fantasma que en la noche deja sabor a recuerdo con niebla de olvido. ¡¿En dónde te he oído musiquilla vieja?!...