Nos aprestábamos a festejar como nunca antes el Bicentenario de nuestra independencia. Se avecinaba el normal cambio constitucional de gobierno, cumpliendo así con nuestra tradición republicana.
Terminaba la penúltima noche del Festival de Viña del Mar. Agotados de tanta algarabía, la población se dejaba caer en los brazos de Morfeo, cuando de pronto… Brruummm.
El Terremoto
Eran las 3:34 am del día sábado 27 de Febrero del 2010 y el país es sacudido estrepitosamente con un movimiento telúrico de una magnitud inusitada, 8,8 Mw. y una duración de entre 4 a 5 minutos en toda la zona central y sur del país.
Sismo solo superado por el terremoto de Valdivia en 1962, que fue de 9,5 Mw. y de una duración de entre 8 a 10 minutos. Uno de los terremotos más grandes registrados en la historia y en nuestro planeta. Ambos considerados como cataclismos. Se veía bastante daño, pero había serenidad, porque estamos acostumbrados a estas catástrofes y porque las pérdidas humanas fueron mínimas, solo un dígito.
El Maremoto
Lo peor llegó después. Una consecuencia no advertida del océano pacífico nos sorprendió con un maremoto que inundó los poblados costeros y que algunos fueron arrasados por el mar. Esto fue lo que más nos dañó. Nos costó la vida de más de 500 compatriotas y una veintena de desaparecidos que en definitiva fue lo peor.
Le siguieron las réplicas, decenas de remezones sobre los 6 grados Mw. de magnitud que son considerados como terremotos.
Los chilenos en el extranjero
La televisión internacional mostraba un país destrozado, en ruinas.
Mientras los chilenos en extranjero, aunque no sorprendidos, miraban los reportes de un panorama aterrador. Parecía que el país caía rendido de rodillas.
Pero fue solo un parecer. Porque su gente, aunque lucía triste, una vez más se levantaron decididamente a volver a dar lucha, a re empezar todo de nuevo como siempre ha sido su temple.
Y como siempre, que no ha de extrañar, a Chile nunca le falla su gente. Los compatriotas residentes en el extranjero no se dejaron tiempo para lamentos y de inmediato de forma decidida se organizaron, “a la chilena” y se pusieron a trabajar a punta de puro ñeque.
En el área tri estatal de New York por ejemplo, junto a la agrupación Chile Club, Inc., se formó otra agrupación llamada "Amigos por Chile" en el sector de North Bergen en New Jersey.
En North Bergen
En la ruta 1-9, se estacionó un camión en el parque de Home Depot.
En Union City
Se apostó una camioneta van en el Supermercado Mi Bandera.
En Clifton y Passaic
Otro grupo arrendó un camión y se apostó en el Supermercado Shop Rite en Paulison Ave..
En New York
Chilenos en Manhattan, Long Island llegaron con sus aportes.
En Connecticut
también realizaron recolección de mercadería.
Empresas y Agrupaciones
Goya Foods, Inc., la empresa hispana de distribución alimenticia más grande de Los Estados Unidos donó, un conteiner completo de habichuelas (porotos) en lata de calidad Premium, por un valor superior a los $100 mil dólares. Agrupaciones folklóricas, colegios, Iglesias de todos los credos, unidos por la causa chilena, lograron una ayuda humanitaria sin precedente en el sector.
Era tanta la mercadería, que aunque pareciera poca por lo grande del desastre, se necesitaban muchas manos para seleccionar, ordenar y hacer todo el movimiento de cajas y bolsas para preparar el conteiner.
Se formaron grupos de voluntarios, organizado nuevamente “a la chilena”, que trabajaron desveladamente hasta las tantas de la madrugada, a pesar del cansancio tras haber cumplido previamente con sus obligaciones laborales.
La selección de la mercadería se hizo con mucho celo y esmero, porque el acuerdo fue uno solo: “No se mandaría ningún producto u objeto en dudoso estado y los comestibles debían tener una fecha de expiración que superara el mes de viaje previsto”. Nuestros compatriotas se lo merecían. Había de por medio mucho respeto y cariño por cada cosa que se hacía. Se revisó minuciosamente cada prenda, una por una, se estiró, se dobló adecuadamente y se guardó en la caja correspondiente.
El Embarque
Hasta que por fin llega el camión. Ahora se necesitaban manos y fuerzas para cargar el conteiner. Cada caja se apiló con mucha presión para no dejar ningún espacio. Había mucho sentimiento de patria almacenado en ese conteiner, tanto así, que no fue fácil cerrarlo, hasta que por fin se logró tras mucho empujar. Y así finalmente, culmina la tarea con el fuerte grito de rigor: “Ce hache í”. Como epílogo, se le hizo entrega del conteiner al Cónsul en New York y todos, aunque muy cansados, volvieron a sus casas con la satisfacción moral del deber cumplido.
Hoy, después de los años, recién los van a conocer a esa gente que hizo su labor a conciencia, de forma abnegada e incógnita.
Son nuestros “Héroes Anónimos”, personas que sin dudar fueron al frente en auxilio de su patria cuando ella los necesitó.
Las cosas simples también son actos de heroicidad. Revista Chilena.com
Victor Díaz, El Zafrada
Martina Maturana
Tuvo el coraje de correr a la plaza y tocar la campana de alarma dando aviso del Maremoto a la gente de la Isla Juan Fernández. Se salvaron muchas vidas. Fue una heroina.
Revista Chilena.com Los Andes Comercial LLP P.O. Box 19 New York, NY 10108 USA
Sitio Multimedia para cibernautas chilenos, a quienes residen en el extranjero y amigos que simpatizan con nuestra cultura