Vicente Bianchi
Nuestras almas extrañarán a un creador de arte, musicalizador de versos de
nuestro poeta Pablo Neruda y quien entregara todo su talento a nuestro Dios
creador, donde ahora debe de estar entregándole todas esas hermosas obras
que le entregó a Chile y toda hispano américa.
Revista Chilena.com tiene el honor de presentar y de destacar como Tesoro
Chileno al maestro:
Don Francisco Vicente Germán Bianchi Alarcón
Nace en Ñuñoa el 27 de enero de 1920 y fallece en la comuna de La Reina el 24
de septiembre de 2018.
Fue un destacado compositor, pianista, director de orquesta y coros y
radiodifusor chileno.
Obtuvo el Premio Nacional de Artes Musicales de Chile en 2016.
El maestro Bianchi destaca su obra por llevar la música a los poemas de Pablo
Neruda, la musicalización de misas y eventos litúrgicos, como la Misa a la
chilena (compuesta en 1964 y estrenada en 1965), el Te Deum (1970-2000),
arreglos orquestales, como Música para la historia de Chile y Canto a Bernardo
O’Higgins arreglos para películas, entre otras.
Sus padres fueron don Germán Bianchi y la Sra. Blanca Alarcón quienes
tuvieron cinco hijos del cual don Vicente fue el mayor.
Su infancia transcurrió entre el Liceo Manuel de Salas y su casa en Ñuñoa.
Sus inicios musicales los inició en un piano de cola, su gran compañero
profesional, desde los seis hasta los veinte años, momento en que empezó a
componer.
Entre 1929 y 1937 realizó sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música.
Inicios musicales
Don Vicente Bianchi creció entre discos, partituras y fotografías de músicos
como Pedro Vargas, Juan Arvizu, Leo Marini, Silvia Infantas y otros, música
extranjera que coleccionaba su madre.
Al tiempo que se divertía jugando a escuchar los discos en la victrola del hogar,
tocaba sus primeras notas en el piano de cola, en cuya interpretación se inició
a los seis años.
En vista del entusiasmo del pequeño Vicente, su madre lo impulsó a tomar
clases.
Sus profesores particulares fueron el Sr. Daniel Julio y la Sra. Olga Águila
Fraga.
En 1931 ingresó al Conservatorio de la Universidad de Chile, donde tuvo clases
de piano con el Sr. Alberto Spikin Howard, la Sra. Elcira Castrillón en teoría de
la música, la Sra. Flora Guerra en armonía y el Sr. Samuel Negrete en
contrapunto.
Posteriormente estudió dirección orquestal con el Sr. Teodoro Fuchs.
A sus diez años audiciona para un programa de niños llamado El Abuelito Luis,
en la Radio Otto Becker, donde se formó una compañía artística de 35 niños.
Contaba con una orquesta, bailarines, magos y cantantes y tuvo gran éxito
entre 1932 y 1937.
El suplemento “Crónicas del Domingo” del Diario Austral de Puerto Montt, 7 de
junio de 1987, p. 6) señala “Vicente participó en ese programa hasta sus 17 años,
como pianista y director artístico”.
Sus primeras obras fueron: Fantasías orquestadas, tonadas rítmicas y
variaciones con aire de cueca.
Durante esa época temprana participó también en la musicalización de una de
las primeras películas rodadas en Chile, “Amanecer de esperanza” (1940) de
Miguel Frank e hizo un arreglo sobre el Himno del Club Deportivo de la
Universidad Católica en 1943.
… "Vicente Bianchi, el hombre orquesta", El Mercurio,15 de agosto, 1996, C12) y
piezas como "Abejorros", el vals ''Rayito de sol'' y la canción lírica ''Amanecer'',
esta última grabada por Pedro Vargas en 1937.
Su trabajo en la Radiodifusión
A los 17 años ingresó al mundo de la radio, que lo llevó a trabajar como
radiodifusor gran parte de su vida y a formar sus primeras orquestas
profesionales.
Luego de retirarse del programa infantil de la Radio Otto Becker, donde
permaneció por varios años.
Don Vicente Bianchi fue contratado en 1940 por Radio Agricultura, donde formó
su primer octeto profesional, trabajando con cantantes como Malú Gatica.
En esta época se consolidó como pianista acompañante y arreglador e incluso
acompañó a cantantes tan destacados como Tito Schipa en su viaje a Chile.
A sus 23 años fue contratado por Radio El Mundo de Buenos Aires, muy
importante en la época, que contaba con una orquesta de catorce
instrumentistas argentinos, de quienes fue director.
Regresó a Chile en 1949 y fue contratado por Radio Minería, quedando a cargo
de una orquesta de treinta músicos para interpretar diversos géneros y música
chilena con arreglos de Bianchi.
Luego fue convocado en 1951 por la Radio Sol de Lima para realizar doce
programas estelares, con tanto éxito que fue contratado para oficiar como
director de la orquesta por cuatro años más.
Luego de estas exitosas giras y con la industria discográfica local en franca
consolidación, regresó a Chile en 1955 e ingresó a la Radio Cooperativa en
Santiago.
Dupla creativa con Neruda
De regreso en Chile luego de un período de residencia en Lima, su colaboración
con Pablo Neruda comenzó cuando musicalizó el poema «Manuel Rodríguez»,
publicado en Canto General (1950).
Así nacieron las Tonadas de Manuel Rodríguez, que el maestro Bianchi tuvo la
oportunidad de presentar al poeta -a quien no conocía personalmente- durante
una cena y que lo impactaron profundamente según lo recuerda el músico:
Fue totalmente sorpresivo para el poeta Neruda, porque no esperaba esto.
Era totalmente ajeno. Palideció. se paró, me abrazó y me dijo:
«esto es lo que yo soñé toda mi vida, poder llegar de alguna forma al pueblo».
En ese momento se selló el inicio de lo que sería una prolífica y duradera
alianza creativa, cuyos frutos están plasmados en lo que se llamó Música para
la historia de Chile, colección compuesta por:
“Romance de los Carrera”,
“Canto a Bernardo O'Higgins” y
“A la Bandera de Chile”, esta última ganadora del segundo lugar en el Festival
de Viña del Mar de 1973.
Neruda, en sus viajes por el mundo, se encargó de dar a conocer las
composiciones del maestro Bianchi.
El maestro Bianchi también musicalizó cuatro de los Cien sonetos de amor, el
“Poema XV” y el poema “Salitre” del Premio Nobel.
Canto a Bernardo O`Higgins (1956)
El "Canto a Bernardo O´Higgins", con texto del poeta Pablo Neruda, es una obra
representativa del estilo musical que cultivó don Vicente Bianchi, gran
admirador de esta figura.
En su obra tomó diversas formas de la música tradicional chilena, en este caso
una tonada, orquestándolas en formato instrumental sinfónico junto con
instrumentos propios del folclor, como la guitarra, el arpa y el pandero, entre
otros.
El uso de la armonía se mantiene dentro del sistema tonal tradicional, con
algunas modulaciones transitorias.
Las melodías son "dibujadas", como él mismo ha señalado, con adornos que
recuerdan la raíz española de nuestro folclor.
Las Noches de Chillán (1973-1998)
Las noches de Chillán (1973) fue la última obra musicalizó el maestro, texto que
el poeta le entregó en su lecho de muerte y que ganó el Festival de la Canción
de Viña del Mar de 1998.
El vals "La Noche de Chillán", está basado en versos que el poeta Pablo Neruda
le entregó al maestro Bianchi en una visita a su casa en Isla Negra en 1973.
El escritor yacía entonces en su lecho de muerte y le pidió a su amigo que
musicalizara unos versos que escribió en varios papeles sueltos en ese
momento.
No fue sino 25 años después de este último encuentro que el compositor se
decidió a rescatar esta suerte de reliquia de un cajón.
Al tratarse de versos sueltos, no fue fácil para el maestro Bianchi concebir la
estructura y forma que daría a la obra.
"Canción de Neruda lista para ir a Viña", Diario Las Últimas Noticias, Santiago,
28 de enero, 1998, p.32).
En 1998 terminó de musicalizarla para presentarla al Festival de la Canción de
Viña del Mar.
Con la interpretación del conjunto Santiago Cuatro - agrupación en la que
participaba su hijo Alejandro, también músico- obtuvieron el primer lugar de la
competencia folclórica.
Ese mismo verano se presentó la grabación en la casa de Neruda "La
Chascona" de Bellavista.
Tanto la prensa como el presidente de la Fundación Pablo Neruda coincidieron
en que esta obra era un "arranque de humor de Neruda que habla de mujeres,
vinos, longanizas y otros aromas y visiones de las noches de Chillán".
El maestro Bianchi, por su parte, señaló que este poema entregaba amor y paz
al mundo, "en un último tributo a la patria que tanto amó y, además, entregarle
una canción de amor a su entrañable y amada esposa, doña Matilde Urrutia,
chillaneja como la canción".
"El último tributo de Neruda", La Nación, Santiago, 28 de enero de 1998, p. 23.
La canción también fue presentada en el Teatro de la Universidad de Chile, con
la Orquesta Sinfónica de Chile, donde fue grabada en un disco junto a la "Elegía
a Violeta Parra" del poeta, también musicalizada por Bianchi.
La carátula del disco reproduce una obra del grabador chileno Mario Toral.
Difusor cultural y últimos años
Vicente Bianchi fue un importante animador de la actividad musical chilena,
particularmente en el ámbito de la música popular.
Junto con dirigir a numerosas agrupaciones, fue el artífice de la creación de
muchas otras, entre las que se cuentan el coro Chile Canta -con el cual trabajó
por décadas- y el Coro Espectáculo, que en los años 1970 se presentó por
Latinoamérica y Estados Unidos.
Con estas agrupaciones comenzó a trabajar sobre el folclor chileno.
Dirigió también el Coro de la Universidad de Santiago de Chile (Usach) entre
1989 y 1992.
Además de los proyectos ligados con la música, el maestro Bianchi participó en
otras iniciativas culturales.
Desde 1982 hasta fines de 1987 fue el encargado del Centro Cultural La Reina,
donde se realizaban conciertos de música clásica y popular, funciones de
teatro y cine, y diversos talleres abiertos al público.
También fue fundador de la Sociedad de Autores y Compositores en 1987.
Agrupaciones
El maestro Bianchi fue un importante animador de la actividad musical chilena,
particularmente en el ámbito de la música popular.
Junto con dirigir a numerosas agrupaciones, fue el artífice de la creación de
muchas otras, entre las que se cuentan el coro Chile Canta -con el cual trabajó
por décadas- y el Coro Espectáculo, que en los años setenta se presentó por
Latinoamérica y Estados Unidos.
Con estas agrupaciones comenzó a trabajar sobre el folclor chileno.
Dirigió también el Coro de la Universidad de Santiago de Chile (USACH) entre
los años 1989 y 1992.
Además de los proyectos ligados con la música, el maestro Bianchi participó en
otras iniciativas culturales.
Desde 1982 hasta fines de 1987 fue el encargado del Centro Cultural La Reina,
donde se realizaban conciertos de música clásica y popular, funciones de
teatro y cine, y diversos talleres abiertos al público.
"El desencanto del compositor", Revista Hoy, Nº 553, 22 al 28 de febrero de
1988. P. 41.
También fue fundador de la Sociedad de Autores y Compositores en 1987.
Misa a la Chilena (1964)
La idea de la Misa a la chilena comenzó a gestarse en 1960, luego de que don
Vicente Bianchi escuchara la Misa Luba y la Misa Bantu:
"Los misioneros iban allá a concientizar sobre la religión desde Europa y
hacían cantar los rezos católicos con la música y ritmos propios de África.
Yo pensaba por qué no se podría hacer en todos los países lo mismo".
En 1964, tras el Concilio Vaticano II, la Iglesia autorizó la celebración de la misa
en la lengua vernácula, es decir, nativa, resolución que dio un espaldarazo
definitivo al proyecto que el maestro Bianchi llevaba años madurando.
"Quise en esos momentos brindar a mi patria, a la Iglesia y a su pueblo
cristiano una obra de inspiración similar, pero bien chilena, sencilla, solemne,
sin excesiva elaboración técnica y de fácil captación popular y muy
representativa de nuestra nacionalidad y devoción religiosa.
Imposibilitó la tarea, en ese entonces, el hecho de que todos los textos de la
Iglesia fueran en latín, pues la mezcla de esa lengua con los ritmos chilenos
seguramente no habría resultado muy feliz.
Junto a su amigo Jorge Inostroza llevó la misa terminada a un sacerdote
salesiano amigo.
Al tararearla al piano, este quedó tan entusiasmado que llamó a otros
sacerdotes que escucharon gustosos las melodías.
Fue entonces cuando llegó al Cardenal Raúl Silva Henríquez, quien la recibió
con entusiasmo y resolvió apoyar la iniciativa con fervor, incluso con una carta
pública luego de que esta misa se convirtiera en objeto de controversia pública
a causa de su lenguaje musical y textual.
"Vicente Bianchi está componiendo la música que Chile le cantará al Papa", El
Mercurio, Santiago, 1 de julio de 1986, cuerpo C10.
Las voces más conservadoras calificaban como un auténtico escándalo el que
una misa -más encima, en español- finalizara con una cueca, en tiempos en
que aún pesaba sobre esta la idea de que se trataba de música "pecaminosa" o
de que no había cabida para la guitarra dentro de una iglesia.
"¡Cuando la música clásica era popular!", Suplemento Crónicas del Domingo,
Diario Austral, Puerto Montt, 7 de junio de 1987, p.7).
Fue el mismo Cardenal Silva Henríquez quien la estrenó en la Capilla Santa
Adela de Maipú en 1965.
Desde entonces, algunas de sus partes, como el "Sanctus", se difundieron como
composiciones habituales para la misa dominical en localidades de todo el
país, pasando a transformarse en parte del patrimonio religioso chileno.
La Misa a la Chilena está compuesta de cinco partes:
"Kyrie", "Gloria", "Credo", "Sanctus" y "Agnus Dei", además de un "Aleluya" final.
"Ella presenta los ritmos de la zona central de Chile, que a mi juicio son los
más representativos de nuestra nacionalidad".
Traducida al inglés, al sueco y al alemán, la obra ha cosechado gran éxito
también en el extranjero y junto a la segunda misa del maestro Bianchi -Misa
de la Cruz del Sur (1970), basada en los diez ritmos más representativos de
América Latina- ha sido publicada en varios países de Europa, como Italia,
Suecia, Holanda y Estados Unidos.
A partir de estas experiencias, en 1987 le fue encargada una obra para celebrar
la visita del Papa Juan Pablo II.
El Te Deum Laudamus
Se cantó desde 1969 hasta el año 2000 en la ceremonia religiosa oficial de
Fiestas Patrias.
Fue solicitado a Vicente Bianchi por el Cardenal Silva Henríquez en 1969, luego
del Concilio Vaticano II promulgado por el Papa Juan XXIII en 1964, en el que se
resolvió promover el uso de la lengua vernácula en la misa católica.
El Cardenal encargó el texto de San Ambrosio a Bianchi, quien lo musicalizó
luego de pedirle a su amigo sacerdote Felipe Lázaro que lo tradujera del latín
al castellano.
La obra musical fue estrenada con ocasión del homenaje al Papa Paulo VI, el
día de San Pedro y San Pablo en 1969, y desde entonces ha sido interpretada
por gran cantidad de coros junto a la Orquesta Filarmónica de Santiago,
siempre bajo la dirección de su autor.
Música para la Historia de Chile
Este título recopiló una serie de obras de Vicente Bianchi inspiradas en los
próceres de la patria, los grandes acontecimientos históricos de la vida
nacional y sus tradiciones populares.
El compositor rescató elementos propios de los géneros folclóricos chilenos,
trasmitidos por generaciones en forma oral, y los transformó en música
escrita, adaptándolos a la instrumentación sinfónica y reinterpretando las
armonías tradicionales desde la tonalidad.
Conocedor del folclor, gracias a sus viajes y a su vocación de investigador,
Bianchi supo llevar sus formas, ritmos y melodías a la orquestación sinfónica o
de cámara, consiguiendo una estilización respetuosa de las fuentes
patrimoniales.
Entre las obras de don Vicente Bianchi que integraron esta selección, se
encuentran textos de Pablo Neruda, Humberto Lassara, Germán Becker, Héctor
Rodríguez, Diego Barros Ortiz, Juan Rivero, Marina Lara y Hernán Arenas.
Aporte y obra musical
El principal aporte musical de don Vicente Bianchi yace en la síntesis que ha
logrado entre la instrumentación y el sistema tonal de la música docta y las
estructuras y melodías del folclor chileno, dando origen a un estilo muy
particular.
Esta inclinación -que llevó al maestro Bianchi a estudiar y orquestar refalosas,
trotes, villancicos, boleros, etc.- hace eco del fenómeno asociado al rescate de
los sonidos tradicionales que se dio en la música mexicana y otras escenas
latinoamericanas.
Profesionalmente realizó los arreglos orquestales para canciones clásicas del
repertorio popular de moda, como el del cantante Lucho Gatica, entre
muchísimos otros cantantes a quienes acompañó en la dirección de orquesta,
como la soprano: Rayén Quitral, Clara Stock, Nora López, Angélica Montes,
Ramón Vinay, Tito Schipa, Verónica Villarroel, Pedro Vargas, Leo Marini y
Carmen Sevilla.
Su catálogo cuenta con más de 150 obras escritas, entre las cuales se
encuentran obras religiosas, villancicos, la Música para la historia de Chile,
himnos y marchas, y música sinfónica chilena y peruana.
Entre las obras más recordadas de la música del maestro Vicente Bianchi se
encuentran:
Tonadas de Manuel Rodríguez (1955),
Romance de los Carrera (1956),
Canto a Bernardo O'Higgins(1956),
A la bandera de Chile (1970),
Las Noches de Chillán (1973-1998) y
la canción «Viña de mis amores» (1960),
Además de su participación como arreglador y orquestador de La pérgola de
las Flores en 1960.
Entre sus obras religiosas destacan
la Misa a la chilena,
la Misa de la Cruz del Sur,
la Misa del huaso,
Te Deum
Otras obras religiosas como:
Ave María, Magnificat,
Oración por la paz de Chile,
Canción a Teresa de Los Andes,
el oratorio de Navidad Historia de Belén y
variados villancicos.
Música sinfónica:
Tríptico sinfónico,
Cantares Chilenos,
Un país llamado Chile,
Abejorros,
Scherzando,
Tonada rítmica,
Momento andino,
Variaciones en aire de cueca,
Preludio melancólico,
Remolienda y
Cuartetos de cuerdas.
Nominado al Premio Nacional
El año 2016, el compositor, pianista y director coral y de orquesta Vicente
Bianchi fue congratulado con el Premio Nacional de Artes Musicales, luego de
haber sido nominado en más de una quincena de ocasiones.
"Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria: una
aproximación al aporte de Violeta Parra en relación con la música típica".
Revista Musical Chilena (196): 22-58, Julio de 2001, p. 37).
Esta intensa discusión tuvo lugar en nuestro país en las décadas del cincuenta
y el sesenta, ya que desde la academia y desde los medios de difusión musical
-es la época de la masificación de la radiofonía en Chile- se establecía una
línea divisoria a priori muy tajante entre la música escrita que empleaba
procedimientos complejos y la música enfocada en el ámbito popular, tonal y
con forma canción, de procedimientos menos complejos.
En 1996 el Gobernador de Talagante Humberto Pincheira realizó una cuarta
nominación de Vicente Bianchi al Premio Nacional mención Música, quien ya
contaba con 76 años, sin éxito.
Ese año se le otorgó el Premio del Folclor de manos del sindicato de
folcloristas y guitarristas de Chile.
En el acto participaron los conjuntos Inti Illimani,
La Estudiantina de la Chimba, Jorge Yáñez y Margot Loyola.
De todos modos, el maestro Bianchi nunca se identificó como un folclorista.
En 2010 fue homenajeado por la Orquesta Sinfónica y donó su material en un
acto público a la Biblioteca Nacional en Santiago.
Premios y reconocimientos
Figura fundamental de la música chilena (1992).
Premio a la Música Nacional Presidente de la República (2002).
Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral (2002).
Premio a lo Chileno (2004).
Premio APES a la trayectoria (2008).
Medalla de Honor Pablo Neruda (2011).
Premio Club de Huasos Gil Letelier (2012).
Premio Miguel de Cervantes (2014).
Doctor Honoris Causa por la Universidad Tecnológica Metropolitana (2015)16
Premio Nacional de Artes Musicales de Chile (2016)
Premio Consejo Chileno de la Música (UNESCO).
Cruz del apóstol Santiago.
Premio Círculo O'Higginiano
Premio Círculo Carrerino.
Premio Inca de Oro de Perú.
Revista Chilena.com