Es el único Campeonato Mundial de Ski realizado en el hemisferio sur, una cita planetaria que puso el foco del deporte blanco en el país.
Estuvo cerca de no concretarse por las avalanchas y que por lo mismo hoy se recuerda con nostalgia por sus organizadores 08 de Agosto de 2013.
El sector de la meta que tuvo la Mundial de Esquí Alpino que se desarrollo en Portillo.
Entre el 4 y el 14 de agosto del año 1966 se realiza el evento más importante de esquí que se haya realizado en el hemisferio sur del planeta, el Campeonato Mundial de Esquí Alpino de 1966 que tuvo como sede la Cordillera de Los Andes chilena. El lugar escogido en aquel entonces fue el centro invernal Portillo, recinto hasta donde llegó un selecto grupo de los deportistas de nieve más importantes de la época.
El organizar tamaña competencia no fue fácil, de hecho, montar el evento y recibir a las delegaciones que llegaron hasta la Quinta región tuvo muchas dificultades según recuerda Henry Purcell, dueño de Portillo en aquella época y quien fue el responsable de llevar adelante el desafío en un periodo “donde habían muchos problemas de transporte”.
Pero independiente de la logística, Henry señala que el mayor problema para efectuar el Mundial de Esquí en Chile por aquellos años tuvo que ver con la naturaleza, la que en 1965 hizo tambalear el torneo: “A comienzos del año anterior al Mundial habíamos instalado todos los andariveles y la infraestructura. Pero sin esperarlo, el invierno del 1965 fue uno de los peores años que ha habido acá. Estuvo lleno de avalanchas y vientos que llegaron hasta los 200 kilómetros por horas. Entre ambos se llevaron el 80 % de las instalaciones en pistas”, explica el gerente sobre un terremoto blanco en el que incluso murieron cinco personas.
A raíz de todos los problemas, “la Federación de Esquí Internacional se cuestionó qué hacer. Prácticamente no había quedado nada en pie y se pensó en cambiar el lugar del evento, ya que Chile no tenía otro centro que pudiera albergar una competencia similar a una Copa del Mundo de Fútbol”, señala Purcell quien agrega que además estaba el estigma de que “en Sudamérica se vivía en una jungla”.
De todas formas, el hoy ex gerente de Portillo aclara que más allá de todos los inconvenientes, en Chile estaban los ánimos por parte de la Federación local y el gobierno chileno para traer el campeonato, y que por su parte tenía la convicción de que “la única manera de convencer al mundo de que se podía esquiar en Chile y en Sudamérica sería tener un evento de nivel planetario acá”.
Es así como comenzó la reconstrucción, en lo que Henry Purcell explica que al país llegó un ingeniero francés de la empresa Poma quien fue el encargado de sacar a flote nuevamente el torneo.
Asimismo, y en contra parte de lo sucedido en 1965, un año después la naturaleza dio a torcer su brazo y brindó climas espectaculares que permitieron que se llevara a cabo el único Mundial de Esquí Alpino que se ha realizado en el hemisferio sur.
Sobre la competencia, ésta fue un éxito, la delegación de Francia fue la que se llevó más medallas, 16 de un total de 24, de la mano de los esquiadores Jean Claude Killy y Guy Périllat.
A los años después de la que se recuerda como una “hazaña”, Purcell señala estar satisfecho y orgulloso de haber tomado un desafío que actualmente, y muchos años más tarde, “aún es recordado por muchos esquiadores”, locales e internacionales.
Por último, consultado sobre si Chile podría albergar nuevamente un Mundial de Esquí de esa envergadura, el dueño de Portillo es categórico al señalar que esa posibilidad es muy lejana.
“Es muy difícil pensar en que una competencia de esta magnitud se realice otra vez en Chile. Nosotros financiamos casi todo, hoy en día los costos de hacer una cosa así son enorme y para financiarlos de la manera que quiere la federación internacional tiene que haber televisión y muchas empresas que apoyen”, finalizó