Eximio pianista, músico excelencia y destacado profesor de la cátedra de piano de la Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile.
Nacido en Berlín, el 14 de junio de 1913
En Alemania ya habia realizado estudios avanzados de medicina en las Universidades de Berlín y Leipzig, pero simultáneamente se había convertido en un músico.
Entre 1933 y 1938 se formó como pianista con chileno Claudio Arrau, en Berlín, e hizo sus estudios complementarios en el Conservatorio Klindworbh-Scharwenka, perfeccionándose en la interpretación del Lied con los profesores Louis Baohner, Lotte Leonard y Paula Lindberg.
La Segunda Guerra Mundial
A raíz que unos de sus alumnos fue asesinado por los nazis, Claudio Arrau hizo raudamente todas las gestiones necesarias para traer a Rudy Lehmann a Chile.
Así es como llegó y así se arraigó acogiendo a Chile como su segunda patria.
Profesor de la Facultad de Artes
En 1946 ingresó como profesor de piano superior al Conservatorio Nacional de Música de la Universidad de Chile realizando por treinta años realizó una dilatada y fructífera docencia formando a generaciones de pianistas, impartiendo cursos de:
Metodología instrumental, interpretación del Lied para pianistas y de perfeccionamiento para profesores de la enseñanza básica y media.
En su calidad de profesor jefe de los cursos de piano para niños, el Maestro Lehmann transmitió sus conocimientos a generaciones de jóvenes, también su exquisita sensibilidad y amor por el quehacer musical, pero además se transformó en el padre espiritual de tantos de sus discípulos que ahora lloran su prematura muerte.
Su carrera pedagógica
Lehmann fue un pianista que se destacó como solista, con las orquestas sinfónicas del país, en recitales a lo largo de Chile y como integrante de conjuntos de cámara de todo tipo.
Perfeccionamiento con Arrau en New York
Entre 1939 y 1941 su afán de perfeccionamiento a estudiar con su mentor el pianista chileno Claudio Arrau.
En 1960 realizó estudios de metodología instrumental y de música de cámara en la Hochchule de Hamburgo, con el profesor Hauptmann, gracias a una beca del Goethe Instituto de Munich.
Luego entre 1961-1962 vuelve, esta vez a trabajar con Claudia Arrau cuando vivía en New York.
Su Línea Pedagógica
Influye y es de mucha importancia la escuela de la que proviene un artista y profesor para determinar la influencia que tendrán sus alumnos y Rudy Lehmann proviene de la mejor.
Lehman fue alumno de Claudio Arrau quien fue alumno Martin Krause que fie discípulo de Franz Liszt y este fue escolar de Carl Czerny cuyo maestro fue Ludwig van Beethoven.
Un linaje pedagógico de excepción que proviene de la alta alcurnia de la música docta mundial.
Su personalidad
Podría 'pensarse que Rudy Lehmann fue un solitario que vivió sumergido en la música, pero la entrañable demostración de afecto de profesores, alumnos y amigos ha comprobado que el Maestro Lehmann supo granjearse una gran familia.
Su repentino fallecimiento
A raíz de un lamentable accidente del tráfico murió en Santiago, el 10 de noviembre de 1975.
Fue un luto para el género musical por el aporte de alta calidad que dio a nuestro país.
Transcribimos algunos párrafos del discurso del profesor Manuel Dannemann, secretario de Facultad de Artes, que al despedirlo, se transformó en el vocero de todos:
"¿Qué elogios podríamos añadir ahora a los atributos de su capacidad brillante, a las virtudes de su talento didáctico creador, a sus múltiples éxitos como ejecutante, a su delicada y potente sensibilidad, a las magníficas presentaciones de sus alumnos que constituyen uno de los índices más altos y categ6ricos de su perseverancia, de su calidad y de su amor generoso a la formación de músicos de gran alcurnia? "
Su legado
Rudolf Lehmann fue el músico más importante para el desarrollo de la escuela pianística chilena.
Sus conocimientos pedagógicos y su gran sensibilidad lo llevó a formar un gran número de pianistas que actualmente ejercen docencia instrumental en los centros más importantes de educación musical del país.
Testimonios
Profesor Fernando Cortés Villa
Profesor de Piano de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile e Instituto de Música Universidad Católica de Valparaíso.
En la vida de los seres humanos siempre existen personalidades privilegiadas que influyen de manera decisiva en la formación y definición de nuestros intereses vocacionales y que encausan definitivamente toda nuestra existencia.
Tal ha sido mi caso, ya que siendo un joven estudiante de provincia en el Conservatorio de Viña del Mar escuchaba elogiosos comentarios sobre los éxitos pedagógicos del Profesor Rodolfo Lehmann Simon ... Rudy como le llamaban cariñosamente.
El Profesor Lehmann ejercía sus labores docentes en la Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile en Santiago y gozaba de un alto prestigio como uno de los mejores y más exigentes profesores de piano en el país, además había sido discípulo durante años del maestro Claudio Arrau en Berlín.
Iniciada la persecución nazi, el maestro Arrau le instó y gestionó personalmente su salida de Alemania con el propósito de salvaguardar su existencia, llegando a Chile en 1939.
Muchos jóvenes estudiantes de piano aspirábamos a ingresar a su cátedra y así fue como mi profesora de aquel entonces, Cristina Herreros, en un gesto de gran generosidad y visión de futuro hacia sus alumnos, consideró que era el momento de que yo continuase mis estudios con el Profesor Lehmann.
Se iniciaron los contactos personales y logré ser recibido en su casa para una audición privada.
Piacenza 1053, Las Condes, dirección que jamás he logrado olvidar y a la que tantas veces ingresé en busca de sabios consejos musicales y orientaciones pianísticas.
La casa estaba rodeada de un bellísimo jardín repleto de flores y de exuberante vegetación, su living, muy acogedor y de amplios ventanales, ofrecía una hermosa y cálida visión que inspiraba a hacer música.
Allí audicioné y el resultado fue mejor de lo esperado, Rudy fué extremadamente gentil felicitándome por mi ejecución, eso evidentemente significaba que ya podría considerarme su alumno.
Ingresaba en una fase de mi formación en que la intuición, que siempre había guiado todas mis propuestas musicales, cedía paso a la racionalidad en la interpretación, forma de acción que empezó a orientar todo mi estudio y en donde la reflexión suavizó toda tortura en la mecánica pianística organizando un nuevo y amplio espacio en el aprendizaje musical.
Años más tarde, lograría reencontrarme con aquella desechada faceta de los estudios pianísticos, fusionándola en el maravilloso equilibrio que siempre debe guiar toda propuesta interpretativa.
Rudy era en realidad un verdadero maestro de la pedagogía instrumental, su interés por lograr objetivos era primordial y muchas veces vehemente.
La Partitura
Su profundo respeto por la partitura y por todos los elementos de la música, en especial por el más importante de ellos, el Ritmo, era casi obsesivo.
Naturalidad anatómica eb el piano
Abordamos desde un principio la temática de la relajación muscular, la caída natural del peso del brazo sobre el teclado, el llamado ataque vertical, los movimientos laterales y rotatorios que facilitan enormemente los desplazamientos, la independencia del pulgar y la flexibilidad de la muñeca, en fin, tantos elementos que contribuyen de una manera fundamental a la belleza del sonido, cualidad indispensable de todo pianista.
El uso del Pedal
En cuanto a la pedalización, era otra de sus grandes preocupaciones, cuándo un pedal sincopado, cuándo un pedal vibrato, cuándo uno simultáneo... el criterioso uso del mismo en la obra de Bach y Mozart, en el insinuante impresionismo chopiniano y el cauteloso uso en la obra beethoveniana.
Un aspecto importante de sus enseñanzas fue su visión de los recursos que fortalecen una adecuada memorización y la organicidad de un estudio racional y selectivo de los problemas pianísticos.
Implacable en la perfección
Siendo justo, no todo fue miel sobre hojuelas, su personalidad fuerte y dominante muchas veces se tomaba cruel e inmolerame cuando no percibía los logros esperados, esta actitud me atemorizaba y hacía tambalear toda mi seguridad, pero rápidamente reaccionaba y mostraba una faceta afectuosa y paternal, haciéndome recobrar mi empeño y ambiciones.
Cómo no recordar aquellas veces en que después de recibir un chaparrón de críticas, terminábamos la clase y me acompañaba a la puerta de su casa regalándome una fruta y comentaba risueñamente ...
"tome, para que endulce los malos ratos" ... o
cuando otras veces cogía camelias blancas de su jardín y me decía ... "llévelas a su mamita" ....
Tales gestos demostraban su enorme sensibilidad que contrastaban e invalidaban toda dureza y hosquedad.
Su íntimos pensamientos
Aprendí a conocerle y a comprenderle aún más cuando recordaba a sus padres a los cuales nunca volvió a ver y su lucha por sobrevivir en un país que no era el suyo.
Difícil resulta plasmar tantas vivencias de mis tiempos de estudiante en su cátedra de Piano y poder testimoniar la enorme importancia de su aporte a la enseñanza pianística en este país.
Su dramática y dolorosa partida de este mundo fue sentida hondamente por todos nosotros, pero hemos sido fieles a su legado.
Rudy fue grande como persona y como maestro, su lugar en la vida musical chilena es incuestionable, se consolidó como uno de los grandes de la pedagogía instrumental, continuando la escuela pianística de Arrau, según sus propias convicciones y creatividad personal.
Me entregó lo mejor de sí convencido de su verdad, a lo que sólo me corresponde decir ... Gracias Rudy Lehmann.