Fue un evento que dio inicio a nuestro país a ser reconocido internacionalmente logrando luego posicionarse en su relaciones en el ámbito político, diplomático y económico para su futuro desarrollo.
Para 1968, nuestro país siempre fue mirado como territorio muy alejado de las grandes urbes y la visita de la Reina más conocida y admirada del planeta como lo es Isabel II era un acontecimiento que elevaba la imagen de nuestro país en extranjero de enorme manera.
Para la Reina Isabel de Inglaterra su visita tenía como fin reafirmar la antigua relación que había entre los dos países y que databa desde nuestra Independencia, particularmente por la participación valiente y decidida del marino inglés Lord Cochrane tuvo como Almirante de nuestra Escuadra Libertadora, y fundador de nuestra marina nacional, la sustancial ayuda financiera que nos había dado el Reino Unido en los primeros años de vida como Nación y también varios militares y marinos de origen británico que han enfilado en nuestras tropas hasta la actualidad.
Entonces joven, la reina pisó por primera y última vez nuestro país junto a su marido el príncipe Felipe y estuvieron por una semana en nuestro territorio, visitando Santiago, Valparaíso y Pucón, en una visita inolvidable para los chilenos de la época.
La Invitación
En julio de 1965, el presidente Eduardo Frei Montalva realizó una gira oficial de 24 días a Europa y dentro de su itinerario contempló una visita a Inglaterra siendo recibido personalmente por la Reina Isabel II.
Allí, el presidente le extiende una invitación oficial a su Majestad, para que viajara a nuestro país con su esposo, lo que finalmente se concretó en noviembre de 1968.
Los preparativos
El director de protocolo de la presidencia en ese entonces Mariano Fontecilla fue el encargado de formar el equipo que trabajó arduamente durante 8 meses en la planificación de tan magna visita, que fue catalogado como el más importantes en la historia de nuestra nación.
El incendio que casi opaca la visita
Todo se había agendado de manera perfecta, sin embargo, inesperadamente a tan sólo un mes antes de la esperada visita se desencajó una parte de esta planificación.
El Palacio Cousiño, que era el lugar elegido para que pernoctara la monarquía inglesa fue afectado por un incendio que destruyó su segundo piso y dejó graves daños en la estructura, imposibilitando el lugar para albergar a la reina y su comitiva.
Ante la premura de tan importante visita, se habilitó el último piso del Hotel Carrera, hoy sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, principalmente por su ubicación céntrica, a sólo pasos de La Moneda, cuyo último piso fue la sede de la su Majestad mientras estuvo en Chile.
Una decoración muy singular
El hotel se acondicionó para recibir a la Reina, pero para darle un poco más de pompa, se tuvo una singular idea, decorarla con muebles europeos, pero que estuvieran firmados por destacados artistas de la zona.
Para lograrlo, contactaron a las persona más pudientes o “empingorotadas” de Santiago, pidiéndoles por favor que les prestaran mesas, sillas, escritorios, cuadros, etc.. para así comenzar a armar el lugar como se menciona el Museo en la Casa de Eduardo Frei.
Llegada de la Reina
Final o inicialmente se concreta la visita cuando la monarca aterriza en el mes de noviembre de 1968 en el Aeropuerto de Pudahuel en Santiago, a bordo de un Vickers VC-10 de la Royal Air Force que los traía desde Brasil.
Recibida por el presidente Frei Montalva y su señora, María Isabel Ruiz-Tagle, se encaminaron a la plaza de la Constitución de la capital para un acto de bienvenida, que sería el vamos a una semana llena de actividades y euforia para los chilenos.
El trayecto lo realizaron a bordo del mítico Ford Galaxie 500 XL, el convertible que dejó como obsequio al país y que trasladó a todos los mandatarios de Chile posteriormente.
La alegría, plagada de curiosidad de ver por primera vez a un reina, y sobre todo, de la más conocida del orbe, hizo que nuestra capital se desbordara de una alegría y fisgoneo de conocerla.
Isabel II fue recibida por la multitud con Papel picado, carteles, pañuelos blancos y alegría en su visita por Santiago.
Primer día en Santiago
Gabriel Valdés, entonces Ministro de Relaciones Exteriores del Presidente Frei era uno de los anfitriones en todas estas actividades.
Cuenta que el primer día de su majestad en Santiago, le ofrecieron un almuerzo en el jardín de su casa en Lo Barnechea.
Entre los invitados estaba como correspondía, el Presidente del Senado Salvador Allende, y un número importante de Senadores, Diputados y Ministros de Estado. La música escogida para la ocasión fue chilena, con guitarras y arpas.
El ambiente estuvo muy alegre y la conversación fluída.
Una vez terminado el almuerzo, la Reina me dijo: "Hay aquí un Senador comunista. Me gustaría conocerlo, porque nunca he saludado a un comunista".
Valdés habla con el Senador Volodia Teitelboim para presentarle a la Reina, lo que él aceptó de inmediato.
El encuentro fue cerca de los árboles, que formaban un pequeño bosque.
Allí, en forma muy gentil, el Senador saludó a la Reina, quien lo miró con gran curiosidad.
Introducción de Lord Rothschild
Al regresar al jardín, Su Majestad presenta al Ministro Valdés a Lord Rothschild, Presidente y dueño de un banco que lleva su nombre. Un inglés muy fino, de cara rubicunda y grandes bigotes, de traje arrugado, como corresponde a la elegancia londinense.
De manera muy afectuosa, Lord Rothschild le entrega una copia de un documento desconocido en Chile. Se trataba de una misiva que el Presidente Federico Errázuriz Echaurren había enviado al abuelo de este Lord, por aquel entonces dueño del banco, dándole Poder para negociar el Arbitraje con Argentina.
Luego señala que Presidente de Argentina había enviado un Poder similar al Presidente del Banco Behrens.
Ellos formalizaron, por tanto, en forma política, el Arbitraje que en definitiva fijó en 1902 los límites entre Chile y Argentina.
Así se estableció una de las bases de la antigua y permanente amistad que Chile ha tenido con nuestro país vecino.
Visita a la Corte Suprema y Congreso
En Congreso Pleno, la Reina leyó un discurso de gran categoría política, citando aquella conocida frase de Winston Churchill que define a la Democracia como "el peor de los sistemas de gobierno diseñados por el hombre, con excepción de todos los demás".
La Reina sobre la Política
Ella es muy clara y muy firme en sus convicciones, muy inteligente, perfectamente informada y poseedora de un carácter severo aunque siempre expresándolo con un trato amable.
Actividades
Su majestad participó en muchos actos de estado que incluyeron, entre otras actividades, ir al Congreso Nacional y al Palacio de Tribunales, en cuyo discurso destacó el sistema democrático chileno y sus instituciones. También efectuó una visita a la Escuela Nº 139 Niñas de Inglaterra, ubicada en medio de veredas de tierra, algo alejado de la realidad londinense, pero muy normal en los barrios más modestos de Chile. Además participó en almuerzos, inauguraciones e incluso la plantación de un Mañío en el cerro Santa Lucía, apoyando la Campaña Nacional de Forestación que tenía en curso el gobierno de la época.
Cena en Casa del Presidente
Pero sin duda, la actividad que más concitó comentarios, fue la cena en la casa del presidente Frei, situación que rara vez realizaban Jefes de Estado y participaron las autoridades de la época.
Anécdotas a la chilena
Las hijas de Frei
Durante la cena, el abrigo y sombrero de la Reina quedaron en el segundo piso de la residencia, por lo que las hijas del presidente aprovecharon el momento para probárselos a escondidas y posar frente a un espejo, considerando que sería la única oportunidad que tendrían para realizar semejante hazaña.
El Duque de Edimburgo
Otra situación que ocurrió fue que sólo Irene Frei, hija mayor del Presidente, participó de la cena, por lo que los hijos menores estuvieron cenando en el piso superior de la casa. Ante esto, Felipe, el duque de Edimburgo, manifestó su intención de comer con los jóvenes, aludiendo a que estaría mucho más entretenido, sin embargo, sus intenciones fueron frustradas por el estricto protocolo del momento.
Visita al Estadio Nacional
Otro dato interesante y que probablemente llamaría mucho la atención de cruzados y azules, es que una vez terminada esta cena, Isabel II y Felipe se prepararon para asistir al Estadio Nacional y ver el Clásico Universitario entre Universidad de Chile y Universidad Católica, partido que se desarrolló en plena época del Ballet Azul al mando de la estrella del fútbol chileno, Leonel Sánchez. Tal fue impacto y afecto que despertó su visita, que en el Estadio Nacional se presentó en su honor la obra de Oscar Wilde"El Príncipe Feliz".
Visita a Valparaíso
Los porteños se apostaron en las calles al nivel que Carabineros tuvo que hacer un verdadero escudo humano para proteger a la Reina que la querían ver de cerca.
Al puerto llegó junto al príncipe Felipe para participar de un desfile de las Fuerzas Navales en la Plaza Sotomayor, donde depositó una ofrenda floral en el Monumento a los Héroes de Iquique, visitar el interior de la cripta de Arturo Prat y participar en diversas recepciones oficiadas en la ciudad.
Uno de los hechos más importantes que acercan a Chile e Inglaterra es la cercanía que se conformó en el papel que los ingleses realzaron para la independencia de nuestro país.
Esto fueron los créditos que los ingleses le otorgaron a Chile en diversos ámbitos de defensa, de producción y muy especialmente el rol que cumplió el marino inglés Lord Cochrane en diversas batallas que tuvo con nuestra armada chilena contra los españoles para consolidar la independencia, no solo de Chile si no también del Perú y otras naciones americanas hasta California despejándolas de una nueva invasión española.
Cena en Valparaíso
A una de estas cenas asistió Herbert Honneyman, un escocés que vivía en Valparaíso, uno de los más longevos de la zona, por lo que fue invitado junto a su señora, María Marín, a una de las recepciones para la Reina Isabel II durante su visita al puerto.
Los invitados se prepararon como si fuera un matrimonio para asistir al evento: tenidas especiales, guantes y lo principal, cómo hacer la reverencia de la forma perfecta en el saludo, lo que aprendieron y practicaron antes de participar en el evento más importante en sus vidas, ya que conocer a una Reina en un país tan lejano no se repetiría como así lo fue.
Descanso en Pucón
Había que considerar un lugar ideal para el descanso de la pareja real a tanta actividad que les aguardaba.
Se eligió la zona lacustre de Pucón para descansar al final de su visita.
El duque de Edimburgo se fue a pescar y su majestad Isabel II, vestía jeans, disfrutando de un picnic con sándwiches y huevo duro frente al lago y volcán Villarrica que hermosea la zona.
Se hospedaron en el Hotel Antumalal, un tranquilo lugar de la zona donde también han estado otras personalidades como Neil Armstrong o James Stewart, según mencionan en su página web.
Su preocupación por las Malvinas
Una de las conversaciones que su majestad sostuvo, fue que desde entonces se refirió acerca de las Malvinas, tema que le preocupaba ya en 1968 y allí preguntó el considerar la posibilidad de que Chile recibiera a los Galenses que habitaban en dichas islas, porque no podían ser atropellados, pero naturalmente, impedían cualquier tipo arreglo con Argentina.
La respuesta a esa posibilidad fue positiva de parte de los gobernantes chilenos porque la eventual inmigración de esas familias que habitan las Malvinas sería una buena inmigración para poblar el sur del país, zona que siempre ha requerido una mayor población y además, se sabía que estas familias tenían una gran capacidad de trabajo y además de la bondad de su gente. A la Reina se le dijo además acerca de las distintas migraciones, incluso inglesas que habían tenido en la zona sur, austral y Magallanes y el bien que le habían hecho al país.
Último día
De regreso de Pucón a Santiago, el último día Su Majestad partió en un coche landó de cuatro caballos desde el Hotel Carrera, pasando por Alameda y Avenida Ejército, hasta el Club Hípico. Las calles estaban absolutamente llenas de gente con banderas.
Al paso de los coches, Su Majestad recibió entusiastas y cariñosos aplausos y vítores de miles de chilenos.
Aquella era una época de tranquilidad social, de tal naturaleza, que no hubo entonces ningún policía o guardia protegiendo a la Reina, porque bastaba su alegre presencia y sus afectuosos saludos. Hoy esto sería imposible.
Posterior visita de Gabriel Valdés a Londres
Meses después el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile visita Londres y fue invitado a tomar el té al Palacio de Buckingham donde conversó a solas con la reina.
Allí le recordó el viaje, las flores, los paisajes de Pucón y la simpatía de la gente chilena.
En la conversación su majestad le preguntó: quién era la persona que le había llamado la atención sobre la hora de salida del hotel. Le contesté que era el Jefe de Protocolo de nuestra Cancillería.
Ella respondió: "Curiosa persona; no sabe que la hora la fijo yo, pues soy la dueña de Greenwich"....
Recuerdo Conmemorativo
Correos de Chile hizo un lanzamiento de varios sellos postales en alusión a la visita realizada por la soberana inglesa a Chile.
De igual manera, la casa de Moneda acuñó unas monedas de oro y de bronce para dejar un sello de este hecho que fue un hito histórico para nuestro país.
Fuente: Gabriel Valdés: "Sueños y Memorias", Editorial Taurus, Santiago, Chile, 2009, pgs.185-192.
Revista Chilena.com
Sellos Conmemorativos
Tres sellos postales y dos monedas de oro y cobre fueron los cuños que guardaron el recuerdo de tan importante visita.