Yaganes o Yámanas
Pueblo indígena del archipiélago fueguino en el extremo sur de Sudamérica, en
territorio de Chile y Argentina.
Conocían muy bien su territorio, las estaciones y los peligros de los repentinos
cambios climáticos, tanto ellos como sus vecinos, los Kawésqar.
Eran consumados navegantes en sus canoas hechas de cortezas de árboles y
ágiles cazadores de mamíferos marinos y sabían dónde y cuándo encontrar
focas, mariscos, peces, ciertas aves y otros alimentos.
Su temperamento era alegre hasta que sus vidas fueron trastocadas con la
llegada de extranjeros.
Ubicación
Forman una comunidad en Villa Ukika, cerca de Puerto Williams en la isla
Navarino (Chile).
En Ushuaia (Argentina) el 25 de noviembre de 2014 fue constituida la
Comunidad Indígena Yagan Paiakoala.
En Punta Arenas (Chile) reside la comunidad Yagan Lom Sapakuta, constituida
el 14 de febrero de 2015.
Forma de vida
Eran habitantes nómades, se desplazaban en canoas, dedicados a la caza,
recolección algas y mariscos y a la pesca.
Sus antecesores, desde hace unos 6.000 años AP (antes del presente),
recorrieron las islas y canales fueguinos y los que están al sur del canal Beagle
hasta el cabo de Hornos e incluso penetraban el territorio de los Kawésqar,
llegando hasta los canales Magdalena y Cockburn en búsqueda de la pirita de
hierro con la que encendían fuego.
Origen
Hay dos hipótesis sobre la llegada de los Yaganes a sus lugares de
poblamiento:
Una, que considera emigraron de Asia atravesando Beringia y que sus
ancestros fueron los primeros inmigrantes que llegaron a Chile hace unos
16.000 años atrás.
Luego siguieron al sur por los canales chilotes y atravesaron el istmo de Ofqui
donde se encuentra Puerto Eden.
Otra hipótesis señala que fue un proceso de colonización y transformación de
poblaciones de cazadoras terrestres procedentes de la Patagonia oriental
Argentina que poblaron las islas al sur del estrecho de Magallanes llegando
hasta el cabo de Hornos hacia el 4.000 a. C..
Pero, ¿por qué llegaron tan lejos los yaganes?
Una idea es que fueron empujados por otros pueblos más avanzados y fuertes,
pero esta idea es rechazada por arqueólogos y exploradores que plantean que
los Yaganes escogieron para establecerse porque esa región poseía
abundantes recursos y es más acogedora que el archipiélago del océano
Pacífico, azotado por los vientos del noroeste, más cálida que las orillas del
estrecho de Magallanes.
Su asentamiento allí duró hasta el siglo XIX, cuando los europeos llegaron a
ocupar su territorio.
Muy pocos sobrevivieron a la ocupación europea.
Primer Contacto con el hombre blanco
El corsario inglés Francis Drake, en septiembre de 1578 cruzó el estrecho de
Magallanes en el barco Golden Hind y viajó hacia el sur ingresando al pasaje de
mar que lleva su nombre.
Su nave fue zarandeada por un temporal de 52 días, siendo arrastrado a Tierra
del Fuego y Cabo de Hornos.
Allí tomó los primeros contactos con indígenas que pudieron ser kawésqar o
yaganes marcando el inicio de la interacción de los indígenas con los hombres
blancos.
Allí les sorprendió las grandes bandadas de pingüinos y las miles de ballenas
que encontraron a medida que navegaban el estrecho de Le Maire.
Los Misioneros Cristianos
En 1854, misioneros ingleses crearon un establecimiento en las Islas Malvinas
como base principal para trasladar pequeños grupos de niños yámanas donde
les enseñarían inglés y cristianismo y luego de un tiempo eran regresados a su
territorio y entonces establecer una misión en territorio indígena.
En octubre de 1871 en Ushuaia, se inicia la Misión Evangélica de la Tierra del
Fuego llegando en 1883 agrupar a un millar de aborígenes, quizás dos tercios
de la población total existente.
Pero entre 1881 hasta fines del siglo XIX una serie de epidemias atacaron a los
Yámanas: tuberculosis, viruela, fiebre tifoidea, tos convulsiva.
Por ello los Yámanas llamaron a Ushuaia, Welapatux-Waia (‘bahía de la
mortandad’).
En 1884 llegaron a Ushuaia los argentinos y fundaron oficialmente la aldea.
Se desató una epidemia de sarampión.
En 1900 la cultura yagana ya había desaparecido.
En 1912 llega a Chile el sacerdote y etnólogo austríaco Martín Gusinde quien
hizo cuatro expediciones a Tierra del Fuego pasando varios meses estudiando
sus costumbres y escuchando sus relatos los que plasmó en un libro sobre los
Yámanas que contiene, entre otros temas, 68 de sus mitos.
En 1995 solo había 74 personas que se consideraban Yaganes, pero en el censo
del 2002 este número llegó a 1.685, de las cuales sola una mujer anciana,
Cristina Calderón, puede hablar el idioma yagán.
Territorio
El área que ocupaban era enorme, pero no tan extensa como la de los
Kawésqar con quienes se juntaban en la isla Clarence, al sur del estrecho,
cuando concurrían a buscar la pirita de hierro que empleaban para encender
fuego, elemento indispensable para calentarse.
Ubicación
Se conoce la existencia de cinco parcialidades Yámanas, que correspondían a
variedades dialectales de la lengua yagán y cuyos nombres y ubicaciones son
los siguientes:
Wakimaala: ambas orillas del canal Beagle desde Yendegaia hasta Puerto
Róbalo y el canal Murray en toda su extensión.
Utumaala: al este de Puerto Williams y la isla Gable hasta las islas Picton,
Nueva y Lennox.
Inalumaala: en el canal Beagle, desde la punta Divide hasta la península
Brecknock.
Yeskumaala: en el archipiélago del Cabo de Hornos.
Ilalumaala: desde bahía Cook, hasta el Falso Cabo de Hornos.
También en el sur de la isla Grande de Tierra del Fuego del lado de
Argentina, como por ejemplo en la actual Ushuaia.
Cultura
Lengua
Su idioma es el yagán o yamana y aunque está sin clasificar de modo concreto
por la ciencia lingüística.
Consta de unas 32.000 palabras y se considera que el vocabulario superaba las
40.000.
El idioma yagán o yamana tenía léxico muy especializado que señalaban
definidamente objetos que en otras lenguas pasaban inadvertidas o resumidas
en un nombre de conjunto (complexivo), y por otra parte lograba singulares
síntesis (particularmente para reflejar conductas y estados afectivos) como lo
demuestra la palabra «mam-ijlapin-ata-apai».
Vestimenta
Usaban ropaje de cueros de lobo marino o nutria sobre sus hombros, atados en
el cuello y en la cintura.
Utilizaban además otro cuero que cubría sus genitales y fabricaban sencillos
calzados de cuero semejantes a mocasines.
Las mujeres usaban collares elaborados de huesos de ave o de caracoles
pequeños.
Pese al frío y humedad, mantenían gran parte del cuerpo al descubierto para
evitar la saturación por humedad y frenar la pérdida de calor corporal merced
a la ventilación de las partes de la piel en donde menos se pierde calor.
Caza y Alimentación
Consistía principalmente en carne del lobo marino, nutria y carne de
Balaenidae ballena.
Para cazar a estos mamíferos, las mujeres remaban y dirigían la canoa
mientras los hombres se dedicaban a la pesca empleando largos arpones.
Además consumían otras especies marinas como las cholgas, erizos, Lithodes
santolla centollas y diversos moluscos y peces.
Cuando acampaban, consumían carne de guanaco y aves, así como hongos,
bayas y huevos.
También se alimentaban de pingüinos al spiedo (espetados sobre un fogón
haciéndoles girar para que perdieran parte de su grasa la cual podía ser
utilizada para cubrir la piel o como linimento).
No eran agricultores.
Las Canoas o Anan
Sus canoas o Anan, eran fabricadas con corteza de árbol, principalmente de
guindo o «coigüe de Magallanes» (en yagán «shushchi») árbol de hojas
perennes y tronco recto sin ramas bajas.
Las dimensiones de las canoas eran de entre 3,30 y 5,5 m de longitud, y un
ancho variable de 0,80 a 1 m.
Las mujeres timoneaban y remaban desde la popa.
Lo hacían con un remo lanceolado que les permitía remar sin engancharse en
las algas (cochayuyos) lo cual las impulsaba con más velocidad.
También en esas zonas el agua es más calma.
Los niños cuidaban el fuego que se prendía en el medio de la canoa.
El hombre desde la proa iba atento para cazar con arpones lobos marinos que
abundaban por la zona antes de la llegada del europeo.
Para recoger la presa eran las mujeres las que se tiraban al mar.
Herramientas
Los materiales utilizados para la elaboración de sus herramientas fueron
huesos, maderas y piedras, agregando cueros de animales, sus tendones,
nervios y fibras vegetales.
Con ellos utilizaban sus armas e instrumentos de caza y pesca por ejemplo:
lanzas, flechas y arpones.
Creencias
Creían en un ser único y poderoso, Watauinewa a quien le rogaban para iniciar
cualquier actividad.
También creían en unos espíritus malignos a los que denominaban Curspi, y en
criaturas míticas llamadas Hanuch y Kachpik.
Curanderos y funeral
Entre los yámana existieron los curanderos o chamanes, llamados yekamush,
quienes podían sanar enfermos, curar desequilibrios emocionales e invocar a
los espíritus.
Cuando un yámana fallecía, lo envolvían con cueros y junto a él ponían sus
pertenencias y los enterraban al interior de cavernas y bosques cubriéndolos
con tierra y ramas y luego abandonaban el lugar para siempre.
Educación
Los yagán tenían ritos de iniciación similares a los de los Kawésqar y los
Chonos.
Los rituales se efectuaban a un grupo de jóvenes en edad de pasar a la
adolescencia y lo hacían cuando había un excedente de alimentos como para
interrumpir la búsqueda constante de sustento, propia de los pueblos nómades
(una ballena varada, por ejemplo).
Una verdadera escuela de costumbres, normas y conocimientos necesarios
para la sobrevivencia de la comunidad, era el Ceremonial Chiejaus en cual
tenían una pintura específica.
Las mujeres se pintaban el rostro con tres colores: blanco, alrededor de los
ojos, y el resto de la cara con líneas horizontales rojas y negras.
Hombres y mujeres usaban brazaletes hechos con cuentas de huesos de aves y
conchas.
Mientras los varones lo usaban sólo en los tobillos, ellas lo lucían tanto en las
muñecas como en los tobillos.
Allí se aprendía un principio fundamental en la vida de los canoeros:
«Nosotros, hombres y mujeres, ante todo debemos ser buenos y útiles a la
comunidad».
Organización Social
Formaban bandas que no tenían jefes.
Durante el invierno buscaban refugio en las costas donde armaban sus chozas.
La base era la familia dirigidos por el padre y con roles asignados a cada
integrante.
Estos grupos familiares coexistían e interactuaban constituyendo partidas de
caza no muy numerosas, facilitándose de esta forma el desplazamiento por los
canales y el abastecimiento de alimentos.
Artesania
Las mujeres yagán eran eximias fabricantes de cestería, para lo cual usaban
juncos que entrelazaban hábilmente confeccionando cestos, bolsas de cuero y
vejigas, utilizadas como recipientes, además de lazos hechos de barba de
ballena.
Arqueología
Museo Yámana de Ushuaia.
El hombre blanco europeo desde su primer contacto con los indígenas
patagónicos los consideró salvajes, dignos de estudio.
A partir de 1871 comenzó la exhibición de indígenas vivos en ciudades europeas
y norteamericanas, costumbre que cesó a comienzos del siglo XX.
Familias completas de las etnias kawésqar, yagán, selk´nam y mapuche fueron
exhibidas en Francia, Reino Unido, Bélgica y Alemania.
Llegaban secuestrados por encargo de sociedades científicas y por
comerciantes que lucraban con su exhibición al público.
Los viajes duraban entre 4 y 6 meses, y en ellos los indígenas solían enfermar
y morir.
Estos episodios fueron recopilados en el libro Zoológicos humanos, de Christian
Báez y Peter Mason, donde además se muestra la situación similar de los
pueblos selknam, alacalufe, tehuelche, y mapuche.
Revista Chilena.com