Fundación
Familia Molina
Crecí viendo a mi familia inaugurar diversas instituciones, que con el tiempo, me di cuenta que no salían de la nada, sino que era producto de mucho esfuerzo, de mucha gente que se involucraba, mucha voluntad y mucho cariño.
Crecí viendo a mis padres trabajar arduamente para convencer a las autoridades para obtener recursos a diversas causas comunitarias y como los recursos gubernamentales siempre son limitados, para ello mi propia familia debió hacer diversos esfuerzos concretándose con la donación de terrenos para Escuela de Casuto, Capilla comunitaria e incluso para una población.
Crecí viendo a personas esforzadas trabajar en diversas actividades voluntarias para reunir fondos para causas de verdadera necesidad para la población.
Crecí viendo la pobreza aunque no estaba dentro de ella, pero conocí los sacrificio de gente de esfuerzo cómo construían modestos paraísos donde antes simplemente no había nada.
Crecí viendo que esos humildes paraísos se derrumbaban ante un inesperado terremoto al que nos acostumbramos a sobrellevar, pero esto significaba perder el sacrificio de toda una vida y verse obligados a re-empezar todo de nuevo entre las ruinas.
Conocí la impotencia.
La impotencia de ver a personas modestas perder sus casas, todas sus pertenencias e incluso la vida en un inesperado y voraz incendio.
El ver a los vecinos correr desesperados, con toda la voluntad a socorrer a un siniestrado pero en el sector, no se disponía de los medios mínimos para apagar un fuego.
Conocí el Aislamiento Urbano.
A pesar de residir en un sector cercano a la Capital Santiago y que la ciudad más próxima Los Andes quedaba solo a 18 kilómetros, entre un enjambre de interminables callejones, nos tomaba horas en los tiempos que se usaban caballos, carretas o bicicleta, pues en esos tiempos no había caminos pavimentados, solo una camioneta Chevrolet 51 de mi padre, contados tractores agrícolas o alguna radio con ruidosa interferencia.
Fue entonces que también ví a mi familia que en su conciencia notaban las falencias no solo del sector, sino en el país, que no había que esperar que otros vinieran por uno sino uno mismo debía de ponerse manos a la obra para preparar y equipar a la comunidad para una mejor calidad de vida.
Nuestros ancestros llegaron con los conquistadores españoles y se establecieron en el Valle del Choapa y por largo tiempo se establecieron en la Hacienda Longotoma en las mediaciones de su vecina Catalina de los Ríos y Libesperg más conocida como La Quintrala por el siglo XVII.
El siguiente siglo, don Juan Molina llega al sector del Almendral en San Felipe y su hijo Patricio Molina Córdova adquiere las primeras tierras en la comuna de Rinconada, primero en el sector de Las Bandurrias y luego en Casuto.
A mediados del siglo XVII la familia Molina empieza a forjar construcciones siendo los pioneros en la formación de la Comuna de Rinconada por los años 1935 hasta que don Patricio Molina Suárez se yergue como Alcalde de Rinconada de Los Andes trayendo muy tempranamente los primeros adelantos a la comuna como el sistema de alumbrado eléctrico recientemente inventado por Edison y Tesla y Puentes en Casuto y en el Estero Pocuro en la entonces Calle Real de Rinconada.
Al desposarse mis padres, don Patricio Molina Molina con la profesora Sra. Rudith Correa Villaleiva, se potencia la familia al incorporarse fortuitamente además su suegro don Enrique Correa Gallardo quien fue el forjador de varias de las más importantes instituciones de diversas áreas en la ciudad de Los Andes como: La Sociedad de Artesanos e Industriales, La Asociación de Comerciantes de Aconcagua, Club Aucas y el Cuerpo de Bomberos, fundando ambos, suegro y yerno, una nueva institución bomberil en Rinconada.
Del Matrimonio de mis padres, fundan una serie de instituciones para la comuna como: La Población Patricio Molina Suárez, La Capilla de Casuto, El Estadio de Casuto y principalmente la Escuela de Casuto junto a otros adelantos no menores extensos de numerar.
En Los Andes, funda el Centro de Lisiados de Los Andes.
De aquí llegamos a una actual quinta generación, la de mi hijo Patricio Fádel Molina Khouzam, cuyo temprano talento como pianista lo utilizó también para continuar nuestra tradición familiar de ayuda al prójimo.
En 1998 organizó un Concierto en la Catedral de San Felipe para recaudar fondos para reconstruir el cuartel de la Cuarta Compañía de esta ciudad que fue sarcásticamente siniestrada por un incendio lo que esta recaudación y la toma de conciencia tanto de la comunidad como de las autoridades para reconstruirlo y dejarlo operativo.
A su llegada a New York, en el 2004 con solo 13 años, forjó sus estudios logrando obtener dos doctorados y una Maestría en diferentes especialidades de las Artes Musicales, razón que fue nombrado Director para fundar el nuevo Conservatorio de Newark en New Jersey.
Esta posición le permitió la conexión con diversas personas e instituciones que le donaron instrumentos musicales, especialmente pianos, fundando junto a otros chilenos de corazón, una agrupación denominada "Notes for Growth" es decir "Notas para Crecer" concretando el envío de más de treinta pianos con una meta de 88, un piano por cada nota del piano, también becas a jóvenes talentos en Chile, República Dominicana, El Líbano y Siria.
Debido al cúmulo de obras de cinco generaciones distintas de nuestra familia, individualizaremos separadamente en detalle las obras de cada uno de ellos en los enlaces adjuntos.
Los esfuerzos fueron severos, difíciles y la memoria humana es muy frágil y a veces ingrata al olvidarlos y las nuevas generaciones deben conocer que los adelantos y obras que hoy gozan, no se hicieron solos, que las autoridades no tenían la capacidad de hacerlas sino que son producto del tesón de gente de esfuerzo para una mejor calidad de vida.
Actualmente las personas, especialmente los jóvenes no imaginan los sacrificios que sufrieron nuestros primeros habitantes del país para lograr los progresos, comodidades y seguridades que actualmente gozan y deben de saberlo porque: nada cae del cielo, todo se logra con esfuerzo, con sacrificio real y cuando se llega al éxito, la satisfacción es plena de haber cumplido con la sociedad y especialmente con uno mismo.
Solo así los seres humanos crecen de verdad, cuando ven lo que siente su espíritu cuando se logra con esfuerzo un objetivo.
Esta es la razón por la fue creada esta fundación, no solo para preservar la obra de nuestros ancestros sino para proseguir con nuestra tradición de crear nuevos adelantos y oportunidades a nuestra gente para tener un Chile mejor a esta patria que tanto queremos.
Todas las obras que mi familia realizó las hizo poniendo siempre a Dios por delante, porque somos personas piadosas, de fe.
Patricio Molina Correa
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